Jhade se vistió rápidamente,
preguntándose qué demonios estaba pasando. Según lo que ella había aprendido
durante sus estudios, la Virgen Escriba no se mostraba a los civiles. Solo a la
Hermandad de la Daga Negra, ya que eran los protectores de la raza.
John estaba muy serio mientras
miraba su camisa, la que se había arrancado a tiras.
- Eh… tengo una sudadera extra
grande, si la quieres.
La miró con una ceja arqueada y
ella levantó el hombro con indiferencia mientras lo sacaba del armario.
- Me gusta la ropa grande y que
abriga. Debería quedarte bien. Creo.
Él se lo puso y ella suspiró al
mirarlo.
Le entraba. De una manera muy
ajustada, marcando cada delicioso musculo de su cuerpo, le entraba.
Salieron fuera juntos y se
desmaterializaron justo fuera de la mansión. Rhage estaba a punto de irse con
su GTO cuando los vio.
- Venga entrad. Nos está
esperando.
Llegaron a la Tumba poco
después y los hermanos estaban todos allí, entrando a la espaciosa cueva.
- ¡Mahmen!
Oh mierda, pensó. ¿Layla
también había sido convocada?
John quiera agarrar a Jhade,
pegarla a su cuerpo y protegerla con todo lo que era y todo lo que tenía, pero
ella estaba abrazando a Layla y él no tenía derecho a nada con ella.
Renunció a ese derecho hacía
mucho tiempo.
Fue hacia su lugar de siempre,
solo.
Tohr fue hacia él, y también
Xcor, como llevaba haciendo por razones que John aun no conocía.
Aún estaban entrando Hermanos
cuando Layla apareció ante él, y sin esperárselo, lo abrazó.
Rápidamente miró a Xcor, que le
estaba sonriendo, aunque su olor sí que se estaba intensificando. John le devolvió
el abrazo con delicadeza.
- Gracias por cuidar de mi hija
durante su… Parece que te debo más de un favor.
El negó con la cabeza pero ella
lo ignoró y fue hacia su hellren.
John miró hacia abajo, porque
si no lo hacía buscaría a Jhade con la mirada y no podía enfrentarse a ella o a
sus ex mejores amigos ahora mismo. No después de los días tan increíbles que
acababan de pasar juntos.
Un par de botas shitkicker
entraron en su línea de visión y levantó la vista, sabiendo sin mirar, a quien
pertenecían.
Casi se encogió, esperando
recibir un puñetazo en toda la cara, pero en vez de eso, su amigo lo atrajo
hacia él, fundiéndose en un abrazo.
-*-*-*
Qhuinn abrazó a John durante
probablemente demasiado tiempo, pero es que estaba tan jodidamente agradecido.
Él había sido un auténtico
capullo todos estos años, lo sabía… pero es que Jhade era su hijita y…
Soltó a John. Tenían tantas
cosas de las que hablar.
Abrió la boca para decir algo
pero un brillante destello de luz, le recordó que no era ni el momento ni el
lugar.
La Virgen Escriba había
llegado.
Rápidamente se dio la vuelta
para no darle la espalda, colocándose en el hueco que le hicieron Xcor y Layla
a él y Blay.
Su mirada era tan desaprobadora
como siempre al mirarlo. Qhuinn siempre lo sabía, aunque aún llevara la capucha
puesta.
- Guerreros. Hermanos de la
Hermandad de la Daga Negra. Y visitantes. Ya es hora de cobrar la deuda de una
vez por todas.
Flotó hacia donde estaba Layla
y se quitó la capucha sin mover las manos. Su mirada desaprobadora lo decía todo
y Qhuinn se tragó su bufido.
- Nos vemos de nuevo.
- Gracias por esta bendición,
madre de la raza.
Layla hizo una reverencia.
- Supongo que tu Hellren te ha informado de la
situación.
Layla asintió.
- Bien. Entonces ahora me toca
cobrarme la vida que se me debe.
Debo confesar que se me asomaron lágrimas de felicidad al leer que Qhuinn abrazo a John.... Pero lamentablemente, toda mi emoción por su reencuentro se esfumo con la llegada de La Virgen Escriba... ¿Que pasará a continuación?
ResponderEliminarQue nervios!!!! Me encanta la historia, excelente trabajo!!!
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