Jhade se despertó rodeada de
calor y gruñó.
Otra vez este sueño, ¡no!
De vez en cuando soñaba que
John la había elegido a ella aquella noche. Que se habían emparejado y que
estaban locamente enamorados, tanto, que ella se despertaba todas las mañanas
en su abrazo, embriagada por ese delicioso olor a especies oscuras que era tan
suyo.
Intento estirarse, despertarse
de este sueño, solo para encontrarse con que no podía. Parpadeó para abrir los
ojos y jadeó en silencio cuando se encontró aplastada contra el enorme pecho de
John, sus fuertes brazos a su alrededor, manteniéndola cerca de él.
Justo como en sus sueños.
Estaba profundamente dormido.
O eso parecía.
En cuanto movió la mano para
acariciar su cara, abrió los ojos, su mirada más azul que nunca.
Inhaló con fuerza.
Después de dos días de sexo
intenso y enloquecedor, no debería desearlo otra vez tan pronto. Pero pudo
sentir como su cuerpo se preparaba para él. Empapándose para poder recibirlo en
su interior otra vez.
Solo que esta vez, nada tenía
que ver con su periodo de necesidad.
Se quedaron así, mirándose
durante lo que pareció una eternidad. Su olor pareció intensificarse, pero… no
podía ser el olor de vinculación.
Él no se había vinculado con
ella así que… ¿que era ese delicioso olor?
El aroma embriagador estaba
haciéndola más atrevida porque paso sus uñas afiladas por los pectorales de
John, haciéndole sisear. No estaba sacando sangre, pero casi. Lo suficiente
para dejar una marca.
Odiaba a toda mujer que hubiese
estado con él en estos últimos 5 años, y se dio cuenta de que quiera marcarlo.
Quería que cada mujer, hembra,
humana o vampira, supiera que él era suyo. Las chicas habían jurado que había
vivido como un monje, completamente célibe, desde la muerte de su Shellan, pero ella se
sentía extremadamente celosa y posesiva por él.
Solo que… él no era suyo
realmente.
John agarró su muñeca y con
gentileza casi con reverencia, le besó la mano.
Su respiración se agitó.
¿Esta era su manera de
despedirse o…?
El sonido chirriante de su
teléfono cortó la magia, especialmente cuando él se lo pasó a ella y vio quien
era.
Qhuinn.
-*-*-*-*
John la vio sonrojarse y luego
palidecer antes de mirarlo a él.
- ¿Él sabe que estás aquí?
John asintió.
- Ah… vale.
Tomo una gran bocanada de aire
antes de responder.
- Hola. Hey, si, soy yo.
Podía oír la preocupación en la
voz de su amigo al preguntarle a ella si estaba bien.
- Sí, estoy bien ya. Si, aun
esta aquí. Aha, si. Vale.
Lo miró y le pasó el móvil.
- Quiere hablar contigo.
Frunció el ceño y silbó un tono
interrogante. Las siguientes palabras de Qhuinn, lo helaron hasta los huesos.
- Tienes que venir ya. Y tráete
a Jhade. La Virgen Escriba nos ha convocado a todos.
La sangre se convirtió a hielo
dentro de sus venas.
¿Por qué ahora?
¿Por qué la Virgen Escriba los
había convocado ahora?
Oh dios.
Una vida por otra, había dicho
hacia algunos años. Si pensaba quedarse con la vida de Jhade… él se volvería
loco. Completa y absolutamente loco de remate.
Colgó y salió de la cama.
- Vamos. Tenemos que irnos.
- ¿Por qué? ¿Qué ha dicho? Juro
que si intenta hacerte daño por esto…
- Nada de eso. Hemos sido… convocados.
- ¿Convocados? ¿Por quién? ¿El
rey?
John negó con la cabeza.
- La Virgen Escriba.
Jhade parpadeo varias veces.
- La Virgen… Escriba. ¿La madre
de la raza?
John asintió.
- Sabia… sabía que ella trata
con la Hermandad, ¿pero yo? ¿Por qué yo?
- No lo sé. Vamos, tenemos que desmaterializarnos de vuelta a la mansión
y ver a los hermanos. Venga, vamos a vestirnos.
Ooohhh!!!!... Noooo.... ¿Porque justo ahora aparece la Virgen Escriba?!.... Menos mal que puedo seguir leyendo ya mismo.... Me aterra saber que sigue...
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