Una semana después
Mariah llamó suavemente a la puerta de Ahgony. Él la
había estado evitando toda la semana, y más aún después de enterarse de quien
había sido invitado a su fiesta.
Pero ella lo necesitaba ahora.
Podía pedírselo a otra persona, claro, a cualquiera
de los hermanos, pero ella lo necesitaba a él.
Se abrió la puerta y Ahgony y la miró casi con
desdén.
Vaya.
- ¿Qué quieres?
- Tengo que pedirte un favor.
Ahgony resopló.
- Deja que lo adivine. Se trata de tu hermano. O eso,
o necesitas alimentarte. Porque eso es lo único que quieres de mi últimamente.
Ella inhaló bruscamente ante la furia en su voz.
- Tengo que recoger a Blaxton al pie de la montaña
para conducirlo hasta aquí con el coche. Wrath dice que tengo que llevar a
alguien conmigo, por seguridad. Tú eres el único que me hace sentir realmente a
salvo, así que...
- Búscate a otro.
- Ahgs...
- No. 'Ahgs', no Mariah. Yo no soy tu esclavo.
- ¿Quién dice que lo eres? Pero vamos, creo que es
lo mínimo que puedes hacer después de haberle dicho a mi padre...
Él negó con la cabeza, la decepción evidente en su
rostro.
- Vete a la mierda Mariah. En serio.
Ella retrocedió ligeramente. Nunca le había hablado
de esa manera, nunca.
- ¿Eso qué significa? ¿Me estas dejando o algo así? ¿Hemos
terminado?
Él se encogió de hombros, pero sin embargo, ella
podía sentir el dolor que salía de él. ¿Por qué estaba haciendo esto?
- ¿Por qué no luchas por mí? ¡Ni siquiera me has
pedido perdón!
- ¡Porque no he hecho nada!
- Pero...
- Mira... solo, vete. Por favor.
Se mordió el labio.
- ¿Todavía estás vinculado a mí?
Él la miró enfadado, y esa mirada lo decía todo,
pero aun así él habló.
- ¿A ti qué diablos te parece?
Dejo caer una lágrima libremente y se dio la vuelta para
salir de su habitación. Realmente ya no sabía la respuesta a su propia
pregunta.
Llamó a la puerta de Nalla y en cuanto se abrió, su
amiga la abrazó.
- Oye, ¿D está aquí? Necesito un favor.
- Claro.
Mariah le dijo a Darius lo que necesitaba y él
sonrió.
- Sabes que él tiene que venir con nosotros ¿no?
- Lo sé.
Esa era la única razón por la que ella se había
atrevido a preguntárselo a Darius.
- Bien. Déjame ir a buscarlo. Por cierto, ¿el señor
testarudo ya te lo dijo?
- ¿Decirme qué?
- Supongo que eso es un no. Escucha, no fue él quien
se lo dijo Rhage. Lo de Blax, quiero decir.
Mariah palideció.
- ¿Qu... qué?
- Sí, él se negó porque tú le pediste que no se lo
contara. Así que no lo hizo. Fui yo. Él me lo acababa de contar, pidiéndome consejo
y Rhage nos oyó. Así que le exigió a Ahgony que se lo contara pero Ahgs se
negó, por lo que fui yo el que habló. Lo siento mucho. Ahgony no quería que te
diga la verdad, pero creo que deberías saber.
Ella cerró los ojos.
- Oh, Dios mío.
- Sí. Así que, eh, voy a ir a buscarlo ahora.
Mierda.
¿Por qué no se lo había dicho?
¿Y Rhage? Él no la había corregido cuando ella le
había preguntado.
Oh querida Virgen Escriba, ella había dudado de Ahgony.
Ella podría haber dudado de cualquiera, debería haber dudado de cualquiera
antes que de él. Y descubrirlo hoy, hoy de todos los días...
Maldito cumpleaños feliz para ella.
No podrían hablar ni arreglar las cosas con la
fiesta que estaba planeada.
Abrazó a Nalla, besó a la pequeña Rhemeny y bajó al
vestíbulo, donde Darius y un Ahgony muy cabreado la esperaban.
- Ahgs, podemos...
- No.
- Sólo quiero...
- No quiero oírlo.
- Pero yo...
Salió, hablando con Darius por encima del hombro.
- ¿Al pie de la montaña?
- Así es.
- Nos vemos allí.
* - * - * - *
Blaxton se tensó cuando vio a un macho muy cabreado
desmaterializarse al pie de la montaña, justo delante de los árboles. Los ojos
del macho estaban fijos en él y una mueca apareció en su rostro. Empezó a
caminar hacia el coche, pero se detuvo cuando otro hombre apareció justo en su
camino. Vale, éste sí que lo reconocía. Darius, el hellren de Nalla.
Le habían enviado un comité de bienvenida. Genial.
Su hermana apareció poco después haciéndole suspirar
de alivio. No es que tuviera miedo, pero no tenía ganas de tratar con esos
machos.
Mariah lo miró a él y luego hacia su coche. Sonrió en
cuanto ella soltó una carcajada. Incluso los machos mostraron un amago de
sonrisa.
- Oh, Dios mío Blax, vas a caerle de puta madre a mi
padre.
Ella corrió hacia él y lo abrazó con fuerza,
provocando el olor de vinculación del macho rubio.
Whoa, tranquilo ahí hermano.
Mariah jadeo sorprendida al notar como el olor le llenaba la
nariz. Ella miró al macho, cuyos ojos seguían fijos en él.
Oh joder.
¿Acaso no había pasado por el mismo concurso de
meadas con Darius?
Él le tendió la mano.
- Soy Blaxton.
El macho lo miró de mala manera, pero no se movió
para estrechar su mano extendida.
- Está bien. Hola Darius.
Él asintió con la cabeza al macho que ya conocía,
queriéndole preguntar sobre Nalla y de su cría, con la esperanza de que todo
iba bien, pero pensando que probablemente no era una buena idea.
Tras un momento de vacilación, Darius le tendió la
mano y se la estrechó.
- Hey tío.
Mariah suspiro de alivio al verlos saludándose.
- Blax, obviamente ya conoces a Darius. Y él es
Ahgony, mi ah... mi pareja.
Pensó que la escuchó decir algo como "creo",
pero teniendo en cuenta el olor de vinculación del tipo, era bastante obvio
quién era.
Ahgony subió en el coche con un gruñido y él casi
puso los ojos en blanco.
- Venga, vamos a terminar con esta mierda de una
vez.
Si no estuviera deseando pasar tiempo con su hermana,
los mandaría al infierno. Pero hablaría con Ahgony más tarde. No apreciaba que
hablaran así en la presencia de Mariah.
- Te pido disculpas.
Detuvo a Mariah con una mano levantada.
- Nunca pidas disculpas por algo que haga otra
persona.
Ella asintió con una pequeña sonrisa.
- Ahora bien, ¿dónde está mi venda?
Darius río mientras le entregaba un trozo de seda
negra. Se sentó en el asiento trasero y se vendo los ojos para que no pudiera
ver el camino que iban a tomar.
Empezaron a conducir y agradeció a la Virgen Escriba
que Ahgony sabía cómo conducir su preciosidad.
Tomó una respiración profunda. Mariah le había dicho
que iba a conocer a los miembros legendarios de la Hermandad de la Daga Negra esta
noche y Blax estaba preparado para eso. También sabía que el Rey Ciego estaría
allí, y tampoco era un problema.
Rehvenge, el leahdyre
del consejo de la glymera lo había llamado con una lista de qué hacer y qué no
hacer, y todo tenía sentido.
Para lo que él no estaba preparado, sin embargo, era
conocer a los padres de Mariah.
Las personas que la criaron.
Le había contado mucho acerca de ellos, sabía que sería
más que probable que Rhage no lo aceptara, aunque el comentario de Mariah
cuando vio su coche antes le había confundido un poco.
Después de lo que pareció una hora, finalmente se
detuvieron.
- Puedes quitarte la venda ya.
Parpadeó cuando lo hizo, ajustando sus ojos a la luz
tenue.
- ¿Estás preparado?
Mariah le sonrió.
- Vamos.
Se bajaron del coche y el segundo que lo hicieron,
Blaxton se enamoró. Total y completamente hasta las trancas.
Habían aparcado junto a una copia exacta de su GTO,
pero en lugar de verde lima, éste era de color púrpura oscuro.
Él la acarició como si fuera una hembra, apreciando
todas las líneas y curvas.
- Oh, sí, a mi padre sin duda le vas a caer genial.
¿Este era el coche de Rhage? A Blax ya le gustaba el
macho y no solo porque había criado a su hermana.
Mariah le sonrió.
- Vamos.
Levantó la vista hacia el monstruo gótico frente a
él y le pareció ver que algo se movía en una de las ventanas, pero con un lugar
tan grande, a saber. Podía habérselo imaginado. Lo observo todo; simplemente no
podía evitar estar sorprendido. De alguna manera él no había imaginado que la
Hermandad viviera en un lugar como este.
De repente, él estaba dentro con Virgen Escriba
sabía cuántos ojos en él.
- Hola a todos, me gustaría que conocieras a mi
hermano, Blaxton. Blax, ésta es mi familia.