lunes, 7 de octubre de 2013

Lover Embraced - Capítulo 47

Él la envolvió en una toalla antes de llevarla a la cama. Había traído comida y cambiado las sábanas antes de sentir otra de sus olas de necesidad como si fuera un golpe físico. Estaba más que feliz de ayudarla de nuevo y se sintió honrado, bendecido incluso, de que Qhuinn le hubiese llamado.
Tal vez esto significaba que podía volver a su antigua vida, a pesar de que se tendría que tomar las cosas con mucha, mucha calma.
Y tendría que hablar con Qhuinn antes que nada. Realmente necesitaba hablar con su amigo, aunque sabía que Qhuinn ni siquiera consideraría escucharle al menos que él hiciera una ceremonia de emparejamiento con Jhade.
¿Podría hacerlo?
Él la miró mientras la dejaba en la cama con cuidado.
Joder, si que podía.
Es más, lo haría.
Ella sería suya.
Él sabía que ella lo volvería necesitar pronto, pero le daría de comer primero.
Se acercó a donde había dejado la bandeja y miró rápidamente su teléfono. 17 mensajes de Qhuinn. Le envió un mensaje.
Ella está bien. Hablamos pronto.
Sonrió para sus adentros. Había estado escribiendo los mensajes completos desde que había conocido a Jhade.
Se dió la vuelta y vio que ella se lo comía con los ojos, mirando con puro deleite femenino. O tal vez eso sólo era la necesidad.
- Bonita obra de arte.
Oh mierda. Pillado.
Ella debía haber estado mirando el par de ojos que se había hecho en la parte baja de su espalda. Los ojos de ella... 
Uno verde, otro azul.
Él decidió ignorarla y se sentó en la cama con la bandeja.
Había cortado los sándwiches de pavo y la fruta en trocitos pequeños y llevó un trozo a su boca. Ella solita se comió dos sándwiches, una manzana, un plátano y un bol de uvas en un santiamén. Rápidamente, él se comió el sándwich y la fruta que quedaba. Se sentía como un macho, de los mejores que había porque su tripa estaba llena gracias a él. Ella lo había dejado alimentarla.
Puso la bandeja a un lado y la miró. Sus ojos estaban cerrados y parecía saciada, pero pronto empezó a sacudirse y emitir más calor de la que él podía soportar. Con rapidez se tumbó a su lado.
- Está empezando otra vez…
Jhade estaba gimoteando de dolor.
- Dios, ¿cuándo va a parar?
Se arrancó la toalla, la piel demasiado sensible para soportar la tela, y quedando desnuda ante él. La miró arriba y abajo, apreciando su precioso cuerpo.
Era tan bonita que dolía, y se prometió a si mismo que algún día, se tomaría su tiempo para devorar cada centímetro de su delicioso cuerpo. Le haría el amor lentamente, tomándose su tiempo para prepararla para él. Tal y como siempre había deseado.
Interrumpiendo sus pensamientos, ella se subió encima de él, clavándose en su dura polla y moviéndose arriba y abajo con fuerza.
Sonrió para sí, obviamente, hoy no era ese día.
¿Pero quién se estaba quejando?
Ella se inclinó hacia delante y él ladeó la cabeza, pensando que ella quería alimentarse otra vez. En vez de ello, lo sorprendió cuando su mano se enredó en su pelo y ella inclinó su cabeza hacia atrás y apretó los labios sobre los suyos. Sus lenguas se movieron al mismo ritmo que sus caderas y ella seguía clavándose en él una y otra vez.
Su clímax le llego hasta lo más profundo del alma y tomo el control, bombeando una y otra vez, vaciándose dentro de ella, llenándola y causándole su propio orgasmo.

Aun así, no paró. John siguió moviéndose dentro de ella, dentro, fuera, dentro, fuera, bombeando a un ritmo demoledor y haciendo que se corrieran otras 3 veces antes de ralentizar sus movimientos hasta detenerse. Ella se dejó caer sobre su pecho, completamente exhausta.

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