Subieron el ascensor en silencio. Cuando entraron en
el apartamento, Butch se fijo en lo oscuro que estaba todo.
Había una sombra en el balcón y V abrió las puertas
con su mente.
- Entra.
La chica obedeció y V las volvió a cerrar detrás de
ella.
- Rubí, esta noche tenemos compañía. Él solo nos va
a observar. No va a interferir en ningún momento, así que será como si no
estuviera. Asiente si lo entiendes.
La chica asintió.
- Muy bien. Ahora, para que él se quede tranquilo,
quiero que le digas porque estás aquí y si es por propia voluntad.
La chica, sin levantar la vista, hablo.
- Estoy aquí porque necesito ser castigada. Necesito
lo que mi amo me hace. Siento dolor y siento placer. Y eso me gusta, mucho.
Estoy aquí por mi propia voluntad y doy mi consentimiento a todo lo que me
quiera hacer mi amo porque confío plenamente en el.
Joder. Butch se estaba quedando flipado.
- ¿Te sientes segura conmigo?
- Mucho. Confió en mi amo. Confió que no me hará
nada que no pueda soportar y tengo mis palabras de seguridad que puedo usar
cuando quiera.
- ¿Cuáles son esas palabras?
- Amarillo para cuando estoy a punto de alcanzar mi límite
y rojo para cuando quiero que mi amo se detenga.
- Bien. Eso será suficiente. Súbete a la mesa.
Vishous miro a Butch.
- ¿Lo has entendido todo?
Butch asintió, no se atrevía a hablar por alguna extraña
razón y recibió una sonrisa aprobatoria de V.
Vishous empezó a ajustar las esposas que mantendrían
a la chica en su sitio y Butch se dio cuenta de que la chica solo llevaba algún
tipo de lencería, si es que se le podía llamar así, y unos tacones altísimos.
Aun así, no se había puesto duro, cosa que le extraño. Cuando V termino de
atarla se quito el abrigo de cuero y la camiseta negra que llevaba, dejando su
pecho al descubierto. Y sorpresa-sorpresa, algo por la zona debajo de su
cintura se endureció, haciendo que maldijera. Recibiendo así una mirada de V
que daba miedo. Estuvo a punto de pedir perdón. Vishous cogió una mordaza y se
la puso a la chica, al igual que una venda que le cubría los ojos. Luego unas
pinzas en los pezones que hicieron que la chica se estremeciera un poco.
- Estate quieta.
La chica obedeció de inmediato y Butch lo observaba
todo fascinado. Tenía que reconocerlo, Vishous era magnifico como dominante. La
manera de dar órdenes, de prepararla… se sentó en la cama ya que así tenía un ángulo
de visión perfecto. Vishous cogió una de las velas negras que había por toda la
habitación y sin avisar la inclino por encima de la chica, haciendo que la cera
se derramara sobre su ombligo y vientre, indicando así que la sesión acababa de
empezar.
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