miércoles, 18 de septiembre de 2013

Lover Embraced - Capítulo 37

Layla no se lo podía creer. Habían pasado unos días pero Qhuinn seguía igual de cabezón.
- Qhuinn te lo ruego.
- No Layla. No puedo hacerlo.
- ¡Ella se va a marchar!
- Volverá,
- No hasta que traigas de vuelta a John. Lo ha dejado muy claro.
- Pues eso no va a pasar.
- ¿Ella no te importa?
- ¡Me importa demasiado!
- ¡La estas dejando marchar!
- ¡Ese hijodeputa se acostó con ella! ¿Crees que puedo permitir que John la utilice de esa manera?
- Fue su propia elección, ¡te lo ha dicho mil y una vez!
- Y me importa una mierda. Jamás volveré a hablarle a ese bastardo. Si. Jhade estará mosqueada durante un tiempo, y cuando se le pase, volverá. Sabemos a dónde va, sabemos que estará a salvo. Y no tendrá a ese capullo por aquí para volver a llevársela a la cama.
- Hijodeputa egoísta.
Qhuinn era repulsivo ahora mismo, realmente lo era. Salió de su habitación para entrar en la de Jhade otra vez. Tenía que seguir intentando que se quedara.
- Hija mía.
- Hola mahmen.
- Por favor, quédate
- No puedo. Y más cuando está siendo así. John no ha hecho nada malo.
- Jhade…
- Sabrás en todo momento donde estoy. Puedes venir a verme cuando quieras, solo está a dos horas de camino en coche. Volveré para el parto, si para entonces puedo desmaterializarme. Pero no puedo quedarme. No puedo, sabiendo que rompi su amistad.
Los ojos de su hija se llenaron de lágrimas.
- Es todo culpa mía.
- Lo amas.
No era una pregunta, aun así, asintió.
- Él no siente lo mismo por mí. Pero no pasa nada. Si, duele, pero jamás le obligaría a hacer lo que pap… Qhuinn quiere que haga. ¿Vincularse a mí? Para él, eso sería como serle infiel a su Shellan fallecida, él simplemente no es así. Tengo que irme. Esto ha sido demasiado para mí.
Jhade miró por encima del hombro de Layla.
- Hola Nalla.
Layla se dio la vuelta, saludando a las chicas que habían venido a decirle adiós a su hija. Le dio un beso y un fuerte abrazo.
- Te llamaré todas las noches.
Jhade sonrió con tristeza y asintió. Layla tenía que hacer algo. Le había hecho un juramento a John y esperaba que el haría uso de él. Oh, lo estaba deseando.


*-*-*-*

- ¿De verdad tienes que irte?
Nalla tenía los ojos llenos de lágrimas.
- Sí. Si quiero que me haga caso, sí.
- ¿Y no puedes hacer que te haga caso desde aquí?
- Hasta que no vuelva John, yo me marcho. Si puedes convencer a mi padr…a Qhuinn… porque a mi desde luego que no me está haciendo caso.
- Lo hemos intentado.
- Y no ha funcionado.
- Bueno, y ¿dónde te quedarás?
- Con Phury, Cormia y las Elegidas.
- En el campamento de Rehv, ¿en las montañas?
- Sip.
- Te aburrirás un montón.
- No, voy a estudiar, a mantenerme ocupada. Estaré bien. Y las dos podéis desmaterializaros cuando queráis.
- Si, supongo. ¿Quién te conduce hasta allí?
- Rehv, quiere ir a ver a Trez y Selena, pero estoy segura que Qhuinn mandará algunos guardaespaldas por seguridad.
- Eh… ¿has podido hablar con John?
- No. Ha cambiado su número. Solo la hermandad lo tiene, con órdenes estrictas del rey de no dármelo a mí bajo ninguna circunstancia.
- Vaya, ¿eso es un pelín estricto no?
- Ya. Jamás debí haber ido a su habitación.
- Entonces, ¿porque lo hiciste?
La voz de la reina las paralizó y Jhade palideció.
- Yo eh…
Nalla y Mariah salieron de la habitación y Beth se quedó mirando a Jhade.
- No estoy enfadada contigo ni nada. Solo intento entender que ha pasado. Porque se ha ido de nuevo.
- Estoy enamorada de él. De John. Él eh… no siente lo mismo aunque creo, que se siente atraído por mí. Quizás. Después de mi transición, yo solo… solo quería estar con él. Él intentó alejarme, pero al final, bueno, ya sabes.
Beth ladeó la cabeza, mirándola y haciendo que se sonrojara y se sintiera incómoda.
- ¿Sabes qué? Creo que eres exactamente lo que él necesita. Espero que se dé cuenta antes de que lo perdamos. Él es realmente sensible detrás de esa fachada de guerrero de la hermandad. Pero no le digas que yo lo he dicho.
Le guiñó un ojo antes de abrazarla.
- Sabes que puedes quedarte, ¿verdad?
Jhade asintió.
- No puedo.
- Y yo entiendo el porqué. A ver si podemos hacer que estos machos tan cabezones, cambien de opinión.
Beth saludó al salir mientras que Nalla y Mariah volvían a la habitación.
- Vaya, tienes a la reina de tu parte.

- Si, eso parece. Tu solo… ten cuidado con Darius ¿vale? Después de todo, él es el heredero. Si esto nos está pasando a mí y a John, No quiero saber que le haría tu padre a D. O que te haría el rey a ti…

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