Vas a ser papa...Vasaserpapa...Vas.A.Ser.Papa.
Las palabras de Lohrena resonaban en su cabeza y
podía ver el leve bulto en su vientre. ¡Mía!
- ¿Cómo es posible? Me mentiste.
Lohrena arqueó una ceja.
- En esto no te mentí.
¿En esto? ¿O sea que sí que le había mentido en otra
cosa?
- ¿Desde hace cuánto lo sabes?
- Solo unos días. Vine en busca tuya en cuanto llame
a Havers y me explico que había una pequeña posibilidad de que si estuviera
embarazada.
- ¿Te ha examinado?
- Aun no. Quería decírtelo a ti primero. Claro que
si llego a saber que interrumpo en tu vida de esta manera...
- Me has visto en el Iron Mask.
No era una pregunta y su corazón se partió al verla
luchar contra las lágrimas. Su Lohrena era tan fuerte, tan orgullosa. Levanto
la barbilla y cruzo los brazos, desviando la mirada.
- Te fuiste sin decirme nada.
- No estaba dispuesta a esperar que terminaras de
follarte a esa... esa... humana.
El desprecio en su voz era evidente, y con cuidado,
el comenzó a andar hacia ella.
- Te fuiste sin decirme que estas esperando a mi
hijo.
- Hubiese encontrado otra manera de hacértelo saber.
Rhage entrecerró los ojos, pero podía oler la verdad
en sus palabras. Se acercó hasta estar completamente pegado a ella y la besó.
Lohrena gimió al notar los labios de Rhage sobre los
suyos. Era el cielo en la tierra, era como volver a casa después de un largo
viaje, era perfecto. Lo había echado tanto de menos que no podía ni pensar con
claridad. Rhage la moldeo contra su cuerpo y en cuando el bulto de sus
pantalones rozo su barriga fue como un jarro de agua fría, recordándole porque
había vuelto a Caldwell. Rhage debió pensar lo mismo porque se separó,
arrodillándose delante de ella y poniendo sus enormes manos de guerrero sobre
su vientre. Estaba visiblemente emocionado y Lohrena se quedó sin palabras al
verlo.
- Vendrás conmigo a la mansión.
- No.
- Lohrena... La chica esa no significaba nada. No es
nadie y te lo puedo explicar todo pero por favor vuelve conmigo a la mansión.
Cuidaremos de ti.
Había dicho ‘cuidaremos’, no ‘cuidaré’. Se refería a la Hermandad,
no a sí mismo. Ya no la quería como su Shellan. Las cosas habían
cambiado desde la última vez que se habían visto.
- Me voy a quedar aquí.
- No puedes separarme de mi hijo.
- No pensaba hacerlo, aún queda mucho para que nazca.
Y no sabes si es niño.
- Aquí no puedo protegerte igual que en la mansión.
- No necesito protección.
No pensaba contarle lo de las notas. Aun no había
recibido ninguna desde que había vuelto, así que igual su acosador se había
quedado en Europa buscando a otra víctima.
- Quizás no, pero necesitas que te cuiden. El
embarazo para las hembras...
Su voz se resquebrajó y ella ahogo el estúpido
impulso de abrazarlo y tranquilizarlo.
- Sé que existe un riesgo pero tengo cita con Havers
mañana para asegurarme de que todo va bien.
- De puta madre. ¿A qué hora tenemos la cita?
Aww que lindos!!
ResponderEliminarcon Rhage te vienen caries de lo dulce q es:))eva
ResponderEliminarOh ,me encanta ,eres genial .
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