Lohrena conducía hacia su apartamento en Nueva York,
sin dejar de llorar. Llevaba solo un día sin Rhage y ya lo echaba de menos.
Tanto que le dolía físicamente. Su cuerpo se había acostumbrado a tenerlo
dentro, a sentir sus caricias, sus besos... Si seguía así, se volvería loca de
tanto pensar en él. Si hasta sentía espasmos en el lugar donde debía estar su
útero, igual que paso cuando quedo embarazada de Tohrture. Lloró aún más al
pensar en su primer hijo. La vida era tan injusta a veces. Por primera vez en
muchos años se arrepintió de haberse sometido a la operación para no volver a
tener hijos. Le hubiese encantado ser madre otra vez y tener un hijo con Rhage.
Convertirse en su shellan...
Tuvo que echar el coche a un lado cuando las
lágrimas ya no le dejaban ver la carretera. Tardó mucho en tranquilizarse y
cuando volvió a incorporarse al tráfico, encendió la radio para intentar no
pensar en Rhage.
"Dos montañeros han grabado imágenes de lo
que parece ser la criatura conocida como Yeti. El avistamiento, que ha tenido
lugar en el parque nacional de los Adirondacks, ha causado un gran revuelo ya
que podríamos estar ante el descubrimiento de una nueva especie en el mundo
animal. Varios científicos ya han anunciado su intención de ir al lugar de los
hechos para buscar al animal e investigar si..."
Lohrena cambió de estación para escuchar algo de
música en vez de las noticias absurdas de los humanos. La canción que pusieron
fue 'Nobody's Wife' de Anouk. "La esposa de nadie", que título más
apropiado, pensó, porque esa era ella.
*-*-*-*-*-*-*-*
Rhage entró en la cueva como pudo y se tiró en el
suelo, lejos de la entrada. Estaba exhausto después de pegarse demasiado tiempo
en su forma de dragón. No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado, solo
sabía que tenía que refugiarse para recuperarse. Odiaba esto, se sentía como si
hubiesen partido cada hueso de su cuerpo. Aun así, ese dolor no era nada
comparado con la idea de no volver a Lohrena nunca más. Físicamente se
recuperaría pronto ya que se había alimentado recientemente. El recuerdo de su
sangre llenando su boca con ese sabor tan único que era de ella...
La bestia se
agitó nerviosa y Rhage gruñó con la poca fuerza que le quedaba. Como el dragón
saliera ahora, no sobreviviría.
Sabía que los hermanos lo estarían buscando
pero dudaba que tuvieran éxito. Estaba muy lejos de su GTO que era donde
estaban los GPS, tanto del coche como de su móvil. Por eso se tenía que
recuperar aquí, dentro de esta cueva, donde estaba más o menos protegido,
aunque el duro suelo y el gélido frio, no ayudaban demasiado. Perdió la
consciencia y despertó poco después con la sensación de que no estaba solo.
Intentó levantarse por si se tenía que defender de algún animal salvaje, pero
no tenía fuerzas y se dejó caer con un gruñido. Escuchó pasos y gruñó de nuevo,
intentando asustar a su inoportuno visitante.
- ¡Rhage!
Oh Virgen Escriba, ahora estaba
alucinando, seguro que era por la hipotermia. Intento abrir los ojos pero
alguien le tapó con una manta y sin poder luchar más, se entregó a la
oscuridad.
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