jueves, 12 de diciembre de 2013

Lover Sacrificed - Capítulo 18

Darius supo que había encontrado el lugar al ver a John en la puerta.
- ¿Dónde está?
- Tienes que irte.
- No me voy a ninguna parte. Dime, ¿dónde está?
- Jhade ya la ha drogado, no hay nada que puedas hacer.
- Me importa una mierda. Dime donde está, ¡ahora!
Él agarró la camisa de su tío y gruñó. Su hembra estaba sufriendo y con drogas o sin drogas, con ceremonia de emparejamiento o sin ella, él no lo permitiría.

- Darius, cálmate. No puedes estar con ella, lo sabes. ¡Te vas a emparejar en 4 meses!
- Tío John, tú has pasado por esto con Jhade. Tú, más que nadie, me puedes entender. Déjame ayudarla, servirla.
- No puedes D. Lo siento, pero no puedes. ¿Vas a estar así durante todas sus necesidades? ¿Vas a servirla mientras tu Shellan mira?
El puño de Darius voló hacia la cara de John por su propia cuenta, golpeándole en la mandíbula, partiéndole el labio. John gruñó, pero no hizo nada excepto tocar su labio ensangrentado con la lengua. Se miraron el uno al otro sin querer dar marcha atrás.
Justo cuando pensaba que John nunca dejaría que entrara por la puerta, esta se abrió, y Jhade asomó la cabeza.
- ¿Qué demonios está pasando aquí?
Abrió más la puerta al ver la sangre en los labios de John.
Perfecto.
Él se escurrió por la puerta antes de que pudieran detenerlo y trató de recordar la disposición de la casa por la forma en que sus padres le habían contado su historia de amor. Busco el cuadro que lo llevaría a las habitaciones subterráneas.
¡Ahí estaba!

*-*-*-*

Nalla se retorció en la cama mientras sus entrañas ardían.
¿Dónde demonios estaba Jhade?
Necesitaba esa droga, ya.
Nalla odiaba tomarla porque la hacía sentir débil y había oído suficiente sobre el pasado de su padre para saber que estar débil no era nada bueno. Sin embargo, adormecía el dolor, así que...
- Nalla mi amor... estoy aquí, vas a estar bien, te lo prometo.
Ok genial, ahora estaba alucinando... Sólo a ella se le podía ocurrir imaginar que el amor de su vida estaba aquí para servirla a ella. Si claro. Que alucinaciones más crueles se inventaba su mente...
- Darius, ¡no puedes estar aquí !
¡Oh, Jhade estaba cabreada! ¿Ella estaba realmente aquí o era parte de los retorcidos juegos de su mente?
- Jhade, voy a servirla, te guste o no. No hay nada que puedas hacer para detenerme.
Su Darius de ensueño empezó a desvestirse, haciendo que se humedeciera aún más de lo que ya estaba.
Nalla gimió cuando él la miró con preocupación.
- Podéis quedaros a disfrutar del espectáculo, o podéis buscaros otra habitación mientras yo la ayudo a pasar por esto. Vosotros decidís.
Jhade vaciló en la puerta mientras miraba a Nalla.
- Nalla, ¿qué prefieres, que te drogue, o que Darius...?
¡Ja! ¿Esa pregunta iba en serio?
- Darius. Siempre Darius.
Ella asintió con la cabeza y miró a Darius.
- Vamos a estar en la habitación de al lado, si nos necesitáis. No te preocupes, esta insonorizada. Pediremos al doggen que deje comida en la puerta para que ah... tengáis energía. Cuida bien de ella, Darius.

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