El silencio que siguió
a las palabras de Qhuinn era ensordecedor. Blay parpadeo varias veces, aun sin
creérselo. No podía haber pasado. Qhuinn jamás diría algo así delante de toda
la hermandad. En la intimidad, quizás, podía insinuar algo, pero jamás…
- ¿Me has escuchado
Blay? Te quiero. Te. Quiero.
Blay se había quedado
sin palabras y no podía hacer más que mirar a Qhuinn boquiabierto. Casi
esperaba despertarse en cualquier momento, porque esto era un sueño. Pero
Qhuinn se acercó a él, agarrándole por la cintura y atrayéndolo hacia él. En el
momento en el que sintió sus labios sobre los suyos propios, supo que no era un
sueño. Y por primera vez en mucho tiempo, Blay se permitió creer que esto podía
ser real. Qhuinn jamás había dicho o hecho algo así delante de los hermanos,
así que realmente debía de ir en serio. A lo lejos escuchaba los silbidos,
aplausos y comentarios de los hermanos.
- ¡Por fin!
- Venga, ¡Iros a vuestra
habitación!
- Ya era hora.
Qhuinn se soltó
lentamente de él, mirándolo con algo parecido al… ¿amor?
- ¿Los estas
escuchando? Ahora lo nuestro es oficial. Yo soy tuyo. Y tú eres mío. Y nada, ni
nadie me va a separar nunca jamás de ti. ¿Lo entiendes?
Qhuinn volvió a
saborear los labios de Blay. No era suficiente. Jamás sería suficiente. No
podía creer lo estúpido que había sido todo este tiempo. ¿Cómo había podido
resistirse a Blay durante tanto tiempo y negarse esto?
- Te necesito.
Blay lo miró incrédulo.
Parecía que no se lo creía aun. Pues Qhuinn tenía que hacer que se lo creyera.
Con voz ronca y sin mirar a los hermanos, empujo a Blay hacia las escaleras.
- Si nos disculpáis…
No escuchó la respuesta
de los hermanos, si es que hubo alguna. Cogió a Blay de la mano y subió las
escaleras de tres en tres, arrastrando a Blay detrás de él. Fue directamente a
la habitación de Blay, ya que la suya estaba demasiado desordenada, como
siempre. Cerró la puerta con fuerza y empujo a Blay contra ella. Ya no había
vuelta atrás. Blay era suyo. Se inclinó para volver a saborear esos labios,
pero Blay lo detuvo.
- ¿Estás seguro?
- Blay…
- No quiero que luego
te arrepientas.
- ¿Pero tú no has
escuchado lo que te he dicho? Delante de toda la hermandad… Te quiero. Lo digo en
serio. Déjame que te lo demuestre.
- Te has comportado
como un capullo.
Qhuinn apoyó su frente
sobre la de Blay, mirándole a los ojos.
- ¿Y eso es algo nuevo?
Sonrió.
- Lo siento. Tuve que
hacerlo para que abrieras los ojos y reaccionaras, para que realmente pudiera
hacerte reaccionar por lo que sientes por mí, y así asegurarte de lo que yo
siento por ti.
- ¿Por qué así? ¿Por
qué ahora?
- Pensé… Pensé que te
había perdido. Eso me obligo a reconocer mis sentimientos. Yo… eres demasiado bueno
para mi Blaylock, y no quería, ni quiero humillarte…
- Jamás me humillarías…- Venga ya Blay… mis ojos… la Glymera…
- Que les den a los de la Glymera. Y tus ojos me encantan. Siempre ha sido así. Y ahora con esa lágrima tatuada… tu mirada es más sexy que nunca.
Blay dijo eso para ver
si Qhuinn se echaba atrás, como hubiese hecho en el pasado. Pero simplemente
sonrió.
- ¿Realmente lo crees?
- Sabes que sí.
- Pues lo mismo te
digo, nallum.
Blay soltó un jadeo
entrecortado y abrió mucho los ojos. Jamás había esperado escuchar esa palabra
de boca de Qhuinn. Y mucho menos dirigida hacia él. Qhuinn le dio un beso
suave.
- Te vas a tener que
acostumbrar a que te diga esas cosas ¿verdad?
- Uhmm pues sí. Es que
no lo entiendo. No… no me lo creo.
Qhuinn suspiró.
- Yo… Siempre has
significado mucho para mi Blay. Pero no me atrevía… no me sentía merecedor
de tu amor. Por eso cada vez que me decías lo que sentías, yo me negaba y te
hacía daño. Pero siempre… por eso muchas veces no me podía controlar contigo. Como ahora.
Se apretó contra Blay,
y este noto lo duro que estaba. Por él.
- Toda esa gente… en el ZeroSum… nadie significaba
nada. Y siento si te he hecho daño con mi actitud. Solo estaba intentando
olvidarte. Borrarte de mi mente. ¿Pero adivina qué?
- ¿Qué?
- Jamás lo logré. Y
cuando vi que te habías ido aquella noche y luego te vi tirado en ese pasillo… pensé que me moría por
dentro. No puedo perderte. Eres parte de mí y siempre lo serás. Y no solo por
ser mi Ahstrux Nohtrum.
- ¿Entonces, ya no
esconderás de lo que sientes? ¿Aunque venga el mismo Lheadre de la Glymera?
- Aunque venga toda la
Glymera. No me avergüenzo de lo que siento por ti.
Qhuinn sonrió y bufó.
- Si quieres, le digo a
Wrath que haga una fiesta e invite a la Glymera, así lo podemos anunciar
oficialmente. Y como invitado especial, mi padre.
- Dios no.
- Lo haría. De verdad
que lo haría. Me da igual lo que piensen. Todo ha cambiado entre tú y yo. Ahora
me importas tú. Y que les den a los demás.
Blay sintió el corazón
más ligero de lo que lo había sentido nunca y sintió escalofríos cuando Qhuinn
comenzó a besarle el cuello.
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