domingo, 4 de agosto de 2013

Lover Reconciled - Capítulo 12


Blay se quedó en la cama un rato más. Podía escuchar a Qhuinn en su habitación a través de la puerta abierta que conectaba las dos habitaciones. Gracias a la Virgen Escriba Wrath no había insistido en que durmieran en la misma habitación, pero la puerta entre los dos cuartos debería permanecer abierta en todo momento, para que se pudieran vigilar mutuamente Blay bufó… y que iba a vigilar en la mansión… con lo segura que era lo único que podría vigilar era como Qhuinn se hacía una paja… y gracias pero no… No necesitaba esa tentación en su vida. Lo oyó buscar algo en sus cajones para luego meterse en el baño. Se ducharía, bajarían a comer algo y luego al gimnasio para entrenar unas horas. Esa había sido su rutina durante las últimas dos semanas y la verdad es que Blay estaba sorprendido con la actitud de Qhuinn. Estaba atento, considerado y siempre pendiente a él. Y eso que Blay estaba más distante que nunca. Pero parecía que a Qhuinn le daba igual. Le hacía de comer, hacían cosas juntos que le apetecían a Blay y ni una sola noche había dicho de ir al ZeroSum. Al contrario, por las noches tenían la Primera Comida con los hermanos y después jugaban al billar o algún videojuego. O le ponía algún CD de jazz mientras dejaba que Blay leyera algún libro tranquilamente. Él se ponía a leer algún comic o veía una peli o hacia algo con John y Kihara. Pero nunca andaba lejos ni lo perdía de vista y el muro que Blay se había estado construyendo alrededor del corazón, ya se estaba desmoronando. Rápidamente. Qhuinn le hacía bromas insinuantes, que aunque el ignoraba, le hacían tener esperanza de que pudiera haber algo más. Claro que todo esto pasaba cuando estaban solos. Cuando había alguien más, Qhuinn actuaba con total normalidad, como si simplemente fueran los mejores amigos del mundo. Un movimiento en la puerta detuvo sus pensamientos. Y lo puso duro al instante.
 

Qhuinn se apoyó en el marco de la puerta, envuelto solo en una toalla. Sonrió seductoramente. Por lo que se adivinaba debajo de las sabanas, Blay no era indiferente a su “look” semidesnudo. Gracias a Dios, se había estado preocupando de que Blay realmente no sintiera nada, pero intuía que solo era una fachada. Se acercó a la cama y se tiro encima, al lado de Blay.

- Guay. ¿Vamos a pasar el día en la cama vagueando?
- No. Deja que me duche y bajamos.
- Prefiero que nos quedemos en la cama.

Le guiñó un ojo, haciendo que se sonrojara.

- Qhuinn
- Podríamos hacer cosas muy interesantes si nos quedamos en la cama

Pasó su brazo por encima de la cintura de Blay y lo atrajo hacia él.

- Qhuinn

La voz de Blay sonaba casi sin aliento, que era el efecto que quería causar. Lo acercó aún más hasta que sus labios casi se rozaron. Antes de que Qhuinn se diera cuenta, Blay lo había empujado y se había levantado de la cama.

- Voy a ducharme.
- Blay
- Ahora salgo.

Y con eso se encerró en su cuarto de baño, dejando a Qhuinn frustrado de nuevo.

 
Se apoyó en la puerta respirando agitadamente. Su corazón latía a mil por hora y tuvo que hacer un esfuerzo por no volver a la cama con Qhuinn. Y a la mierda con las consecuencias Pero se obligó a acordarse  de sus razones por ignorar a Qhuinn. En cuanto terminara con él, volvería a las andadas, olvidándose de Blay y partiéndole el corazón. Y puesto que era su guardián, no podía desaparecer cuando estuviera con otra persona. No pensaba exponerse a eso, si no estaba con Qhuinn, si no sabía cómo era haciendo el amor, podía pretender que le daba igual, que no dolía. Claro que sabía cómo era Qhuinn en la cama, lo había visto más de una vez,  pero una vez que lo hubiese probado sería imposible soportar que estuviera con otra persona, y solo vivir de los recuerdos de lo que pudo ser y no fue... Sería imposible fingir que le daba igual.

Se metió debajo de la ducha y abrió el grifo del agua fría. Antes de nada, necesitaba quitarse este calentón, ya que si no sería probable que terminara cometiendo un error que lamentaría más tarde. De repente la cortina de la ducha se abrió y ahí estaba Qhuinn, completamente desnudo y con una erección enorme. El piercing que tenía en la punta lo volvió loco. ¿Cómo sería sentir eso contra su lengua? Miró a Qhuinn, que estaba haciendo un visible esfuerzo por controlarse.

- Te deseo Blay. Ahora.
- Qhuinn, lárgate.
- No.
- Qhuinn
- No. Te deseo.

Blay lo miró a los ojos. Y yo a ti, pensó. Adoraba la lágrima que tenía tatuada, resaltaba sus ojos, que a Blay siempre le habían cautivado.

- ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que te aburras de mí y te vayas con otra? Paso. ¿O hasta que se te pase el susto de lo que me pasó, y veas que sigo siendo el mismo Blay de siempre? De nuevo, paso.
- No es así. No voy a aburrirme de ti.

Blay resopló. El agua fría resbalaba por su cuerpo aunque no hacía nada por bajar su polla. Era absurdo tener esta conversación así. Dos ex mejores amigos, desnudos y muy obviamente excitados. Absurdo.

- Ya claro. Y ahora voy yo, y te creo. ¿Cuántas veces me has besado en el pasado? ¿Para ignorarme por completo al día siguiente? No necesito eso.
- Blay, te digo que todo ha cambiado. Te deseo. Se lo que sientes por mí y yo siento lo mismo por ti.
- Lo dudo. Lo dudo mucho.
- Déjame demostrártelo.
- No.
- ¿Por qué?
- Porque yo ya no siento nada por ti.
- Mientes.
- No Qhuinn. Esta vez, te juro que no miento.

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