- Entonces, ¿qué va a pasar, voy a ponerme enfermo y moriré? ¿Sabemos
siquiera si existe ese antídoto? ¿Es real?
- Es real y funciona. Doc. Jane ha estado investigando esto desde hace
años. Ella y Manny han hecho todo lo posible para intentar recrearlo. Pero no
hay manera. Los bastardos me han atado las manos, pero bien.
- Joder.
- Sí. Y ódiame todo lo que quieras, pero si tengo que unirme al puto Omega
para salvarte la vida, pues joder, eso es exactamente lo que haré.
Darius frunció el ceño tratando de pensar en algo, cualquier cosa que
pudiera sacarlo de esto, pero no sabía cómo... de repente un pensamiento lo
invadió, cortándole la respiración.
- Oh, Dios, oh mierda. ¡Joder!
- Darius, todo irá bien, serás emparejado, conseguiremos el antídoto. Ya se
nos ocurrirá algo y...
- ¡No! ¡No lo entiendes! ¡Ella se alimentó de mí!
- Hijo, Penehlope está bien...
- ¡No me refiero a ella! ¡Nalla! ¡Nalla se alimentó de mí! Oh querida
Virgen Escriba, ella no puede estar infectada! Estoy... Tengo que…
- Darius. Darius! Ella está bien.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- Porque lo que te metieron, no es contagioso. Feron no se arriesgaría a
infectar a su hija o al futuro heredero, ya que estamos. Pero, sólo para
asegurarnos, voy a pedir que Doc Jane haga algunas pruebas con discreción.
Darius se desplomó en una silla. Estaba tan cansado de todo esto.
- ¿Qué me dirías si...
- No.
- Papá...
- No. Sé lo que estás pensando y no voy a permitirlo. Ni lo pienses.
- Así que vas a atar a toda la hermandad, a todos los que viven aquí, a la
glymera? Eso no está bien, papá. Y no lo digo sólo porque prefiero vivir mis
últimos años feliz con Nalla, que el resto de mi vida con cualquier otra
hembra. Si lo piensas, si te paras un momento y realmente piensas en ello... Mi
vida no importa. Sólo sería un daño colateral. Podríamos evitar que tengan un
vínculo con nosotros, con todos, y no le dejaríamos ganar.
- No D.
- Si fuera cualquier otra persona, lo harías.
- Pero tú no eres cualquier otra persona. Eres mi hijo. Así que el
suicidio. No. Es. Una. Opción.
- Bueno, tal vez lo debería ser.
* - * - *
Nalla se sentó en su nuevo sofá color marrón chocolate.
- Kat, ¡ven siéntate! Es muy cómodo.
La doggen negó con la cabeza mientras sonreía con indulgencia. Se habían
llevado bien de inmediato, a pesar de Katya se negaba a sentarse con ella en el
sofá, o sentarse en la mesa o hacer otra cosa que no fuera cuidar de ella y
cocinarle y mantenerlo todo limpio... Razón por la cual le había dado la vía
libre a la doggen para decorar la habitación del bebé. Que obviamente no quería
hacer todavía. "A la Virgen Escriba
no le gustara si asumimos que el peque va a nacer sano. Mejor esperar hasta
después del nacimiento", le había dicho varias veces. A Nalla le
parecía bien. Aun le quedaba más de un año para dar a luz... Y ya se sentía tan
sola. Deseaba poder llamar a sus mahmen y pedirle que la visitara.
Claro que... ni siquiera le había dicho que había salido de la cabaña en el
campamento de Rehv, todavía.
Bueno... llego la hora de madurar y enfrentarse a la ira de sus padres.
Cogió su móvil y llamo.
- Hola mahmen.
- Hola cariño. ¿Qué pasa?
- Me ah... necesito hablar contigo.
- Vale.
- Por favor, no te enfades vale, pero tú y papá... no tenéis que venir a
visitarme la próxima semana.
Su madre se quedó en silencio un rato.
- ¿Por qué?
- He encontrado un lugar. Un nuevo sitio donde quedarme. Y ah, he decidido
que me voy a quedar aquí de ahora en adelante. No volveré a la cabaña.
- ¿Dónde estás? ¿Estás a salvo? Nalla...
- Mahmen, estoy bien. Estoy en un
lugar seguro. Estoy a salvo e incluso tengo un doggen para cuidar de mí.
- ¿Tu tío te ayudo con esto?
- No.
- Él lo hizo, yo lo sé. Quien más podría ser. Está bien porque al menos sé
que estás a salvo. Bien, dime dónde estás y...
- Mamá, yo... Realmente necesito estar sola un tiempo. ¿De acuerdo?
- ¿Qué me ocultas? Pensé que confiabas en mí lo suficiente. Sabes que
puedes confiar en mí, que me lo puedes decir todo.
- Y lo haré. Algún día, pronto, lo prometo. Sólo... No en este momento.
- No lo entiendo, Nalla cariño.
- Lo sé mahmen. Pero necesito que
confíes en mí en este caso. Estoy a salvo. Estoy bien cuidada y no estoy sola.
Sólo necesito tu ayuda con un minúsculo pequeño problemita de nada.
Su madre suspiró.
- No te preocupes, me aseguraré de que tu padre no pierda la cabeza por esto.
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