lunes, 20 de enero de 2014

Lover Sacrificed - Capítulo 38

- Entonces, ¿qué va a pasar, voy a ponerme enfermo y moriré? ¿Sabemos siquiera si existe ese antídoto? ¿Es real?
- Es real y funciona. Doc. Jane ha estado investigando esto desde hace años. Ella y Manny han hecho todo lo posible para intentar recrearlo. Pero no hay manera. Los bastardos me han atado las manos, pero bien.
- Joder.
- Sí. Y ódiame todo lo que quieras, pero si tengo que unirme al puto Omega para salvarte la vida, pues joder, eso es exactamente lo que haré.
Darius frunció el ceño tratando de pensar en algo, cualquier cosa que pudiera sacarlo de esto, pero no sabía cómo... de repente un pensamiento lo invadió, cortándole la respiración.
- Oh, Dios, oh mierda. ¡Joder!
- Darius, todo irá bien, serás emparejado, conseguiremos el antídoto. Ya se nos ocurrirá algo y...
- ¡No! ¡No lo entiendes! ¡Ella se alimentó de mí!
- Hijo, Penehlope está bien...
- ¡No me refiero a ella! ¡Nalla! ¡Nalla se alimentó de mí! Oh querida Virgen Escriba, ella no puede estar infectada! Estoy... Tengo que…
- Darius. Darius! Ella está bien.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- Porque lo que te metieron, no es contagioso. Feron no se arriesgaría a infectar a su hija o al futuro heredero, ya que estamos. Pero, sólo para asegurarnos, voy a pedir que Doc Jane haga algunas pruebas con discreción.
Darius se desplomó en una silla. Estaba tan cansado de todo esto.
- ¿Qué me dirías si...
- No.
- Papá...
- No. Sé lo que estás pensando y no voy a permitirlo. Ni lo pienses.
- Así que vas a atar a toda la hermandad, a todos los que viven aquí, a la glymera? Eso no está bien, papá. Y no lo digo sólo porque prefiero vivir mis últimos años feliz con Nalla, que el resto de mi vida con cualquier otra hembra. Si lo piensas, si te paras un momento y realmente piensas en ello... Mi vida no importa. Sólo sería un daño colateral. Podríamos evitar que tengan un vínculo con nosotros, con todos, y no le dejaríamos ganar.
- No D.
- Si fuera cualquier otra persona, lo harías.
- Pero tú no eres cualquier otra persona. Eres mi hijo. Así que el suicidio. No. Es. Una. Opción.
- Bueno, tal vez lo debería ser.

* - * - *

Nalla se sentó en su nuevo sofá color marrón chocolate.
- Kat, ¡ven siéntate! Es muy cómodo.
La doggen negó con la cabeza mientras sonreía con indulgencia. Se habían llevado bien de inmediato, a pesar de Katya se negaba a sentarse con ella en el sofá, o sentarse en la mesa o hacer otra cosa que no fuera cuidar de ella y cocinarle y mantenerlo todo limpio... Razón por la cual le había dado la vía libre a la doggen para decorar la habitación del bebé. Que obviamente no quería hacer todavía. "A la Virgen Escriba no le gustara si asumimos que el peque va a nacer sano. Mejor esperar hasta después del nacimiento", le había dicho varias veces. A Nalla le parecía bien. Aun le quedaba más de un año para dar a luz... Y ya se sentía tan sola. Deseaba poder llamar a sus mahmen y pedirle que la visitara.

Claro que... ni siquiera le había dicho que había salido de la cabaña en el campamento de Rehv, todavía.
Bueno... llego la hora de madurar y enfrentarse a la ira de sus padres. Cogió su móvil y llamo.
- Hola mahmen.
- Hola cariño. ¿Qué pasa?
- Me ah... necesito hablar contigo.
- Vale.
- Por favor, no te enfades vale, pero tú y papá... no tenéis que venir a visitarme la próxima semana.
Su madre se quedó en silencio un rato.
- ¿Por qué?
- He encontrado un lugar. Un nuevo sitio donde quedarme. Y ah, he decidido que me voy a quedar aquí de ahora en adelante. No volveré a la cabaña.
- ¿Dónde estás? ¿Estás a salvo? Nalla...
- Mahmen, estoy bien. Estoy en un lugar seguro. Estoy a salvo e incluso tengo un doggen para cuidar de mí.
- ¿Tu tío te ayudo con esto?
- No.
- Él lo hizo, yo lo sé. Quien más podría ser. Está bien porque al menos sé que estás a salvo. Bien, dime dónde estás y...
- Mamá, yo... Realmente necesito estar sola un tiempo. ¿De acuerdo?
- ¿Qué me ocultas? Pensé que confiabas en mí lo suficiente. Sabes que puedes confiar en mí, que me lo puedes decir todo.
- Y lo haré. Algún día, pronto, lo prometo. Sólo... No en este momento.
- No lo entiendo, Nalla cariño.
- Lo sé mahmen. Pero necesito que confíes en mí en este caso. Estoy a salvo. Estoy bien cuidada y no estoy sola. Sólo necesito tu ayuda con un minúsculo pequeño problemita de nada.
Su madre suspiró.
- No te preocupes, me aseguraré de que tu padre no pierda la cabeza por esto.

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