Lohrena se tensó al oír las palabras de la Virgen
Escriba. Básicamente le acababa de dar carta blanca a Rhage para que hiciera lo
que le diera la gana. Cerró los ojos, controlando el impulso de detener la
ceremonia y salir corriendo. No haría eso, y menos delante de la Virgen
Escriba. Un delicioso olor especiado lleno el vestíbulo. Un olor que reconocía
demasiado bien, y que había echado de menos. El olor de marcaje de Rhage.
- Eso no será necesario Virgen Escriba. Lohrena es y
será mi única Shellan.
- ¿Estás seguro guerrero?
- Absoluta y completamente. Sí.
La Virgen Escriba volvió a mirarlos y apretó sus
manos.
- Que así sea. Sera un buen emparejamiento. Muy buen
emparejamiento. Tenéis mi bendición. Wrath, hijo de Wrath, puedes proceder con
la ceremonia.
Los ojos de Lohrena se llenaron de lágrimas, no
pudiendo creer lo que acababa de hacer Rhage. Se había unido a ella de por
vida, y aún estaba emparejado con ella. El olor de su cuerpo no mentía. Se
mordió el labio. Igual ya era hora de olvidarse de lo que había visto en el
Iron Mask y darle una oportunidad. El pasado era el pasado, y mientras que no
lo volviera a hacer... igual podrían ser felices.
La ceremonia se completó rápidamente y Rhage se giró
hacia ella, sonriéndole y guiñándole un ojo. Tenía una expresión traviesa
cuando se arrodillo delante de ella. Kihara se colocó al lado de Lohrena y ella
vio el bol lleno de agua y sal. Cerró los ojos, no estaba segura de querer ver
esta parte de la ceremonia.
*-*-*-*-*-*-*-*
Rhage miró a Lohrena que lo miró con preocupación.
Él sin embargo, estaba deseando llevar su nombre grabado en la espalda. Así que
cuando el rey fue el primero en acercarse y le pregunto eso de "Como se
llama tu Shellan?", respondió con ganas.
- ¡Se llama Lohrena!
Uno a uno sus hermanos fueron grabando el nombre de
su Shellan en la espalda. Miro a Lohrena que le miraba con una sonrisa
trémula, agarrada con fuerza a Kihara. Su mirada bajo hacia su barriguita,
donde crecía su hijo, protegido, y estaba deseando que naciera para grabar su
nombre debajo del de su Shellan.
Aguanto un gruñido cuando la sal cubrió las heridas
abiertas, sellándolas para siempre en su piel. El rey le dio la caja con el
trapo dentro y Rhage se levantó. Tenía miedo de darle la caja a Lohrena. ¿Y si
lo rechazaba? ¿Y si no lo aceptaba? No había sido sincero con ella. Aun no le
había contado lo de su maldición. No quería que ella lo viera como un monstruo.
Por primera vez, Rhage se sentía inseguro.
Lohrena dio un paso hacia él y le sonrió,
extendiendo las manos.
- Creo que tienes algo que me pertenece.
Sí, mi corazón, mi alma, mi cuerpo... todo mi ser.
Pero eso no se lo iba a decir. Así que le dio la
caja que ella aceptó sin dudar y la atrajo hacia si para besarla como un Hellren
besa a su Shellan.
owwnnn que dulce!!!
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