sábado, 29 de marzo de 2014

Lover Sacrificed - Capítulo 60

La vio dormir durante lo que le parecieron horas, cuando en realidad sólo habían sido una o dos.
Estaba inquieto, incapaz de dormir o conseguir cualquier descanso.
Pensamientos de ese bastardo Blax nublaron su mente. Él estando con ella, Nalla alimentándose de él...
¿Era esto lo que había sentido ella cada vez que él había tenido que ir a alimentarse de esa perra Penehlope?
Dios, qué sensación tan horrible.
- ¿Estás bien nallum?
Su voz soñolienta estaba llena de preocupación.
- Estoy bien, mi amor. Vuélvete a dormir.
- Está gruñendo. No estás bien. ¿Podemos... hablar de ello?
- Sí, claro. Por qué cojones no me dijiste que estabas embarazada.
Yyyyyyyyyy ahí estaba. Su principal razón para no poder dormir.
- No habría cambiado nada.
- Yo lo hubiera cambiado todo Nalla.
- Wrath no te habría dejado. Tú lo sabes.
- ¡Yo no te habría dejado sola!
- Ya lo sé. Pero tenías que hacer lo que tenías que hacer. Para la raza. Para la hermandad.
Darius levantó la vista hacia el techo, sin saber que decir.
- ¿Vas a decirme qué pasó?
- No es importante.
Él no quería que ella supiera lo que le habían hecho. Sólo haría daño y la preocuparía y no había necesidad de eso.
- Lo es para mí.
- No va a cambiar nada.
Whoa, eso era infantil de él. Él estaba arremetiendo porque estaba herido. Estaba celoso. Y estaba aterrado.
- Sólo quiero saberlo. Algo grande debe haber pasado para que estés aquí conmigo en vez de con ella.
Ella se inclinó para darle un beso.
- ¿Sabes que mi madre me lo va a decir. O mi padre o las chicas...
- ¿Eso es una especie de chantaje para que te lo cuente?
- Darius! ¿De verdad crees que yo haría una cosa así?
Sus labios comenzaron a temblar. Maldita sea. La había enfadado. Y todo por sus estúpidos temores. Era un imbécil.
Puso su brazo alrededor de su cintura y la atrajo hacia él, abrazándola.
- Lo siento mi amor. Yo sólo... han sido un largo par de años y yo sólo quiero olvidarme. Te he echado tanto de menos que aún me duele y tengo miedo de volver a perderte. No quiero que te preocupes, no quiero ni que pienses en toda la mierda que paso. Pero tienes razón, te lo contaran tarde o temprano. Así que...
Él respiró profundamente y se lo contó todo.

- * - * - *

Nalla escuchaba en shock mientras Darius le contaba todo lo que ha pasado durante la ceremonia de emparejamiento cancelada, y todo lo que había pasado antes. Los eventos que habían hecho que llegara a ese momento.
El virus.
Las amenazas.
El antídoto.
La Virgen Escriba desentrañando toda la retorcida trama.
Darius bebiendo de esa hembra para curarse...
Era demasiado para comprender.
Ella simplemente no era capaz de procesarlo todo.
Darius la besó en la sien con ternura.
- ¿Estás bien?
Ella asintió con la cabeza.
- Es que es tan...
- ¿Retorcido?
- Bueno... sí.
- Lo sé. Pero se acabó. No más sacrificios. No más excusas estúpidas. No más ocultar lo que sentimos. Podemos estar juntos ahora.
Puso su mano sobre su vientre todavía plano.
- Cuando lo supiste.
- Un par de semanas después de que estuviéramos juntos la última vez.
Movió el pulgar hacia delante y hacia atrás en una caricia tranquilizadora.
- ¿Ha estado enferma? ¿Mareada? ¿Qué síntomas tienes?
- Las mismas que las de cualquier embarazo. Hemos visto los suficientes en la mansión para conocerlos de memoria.
Ella sonrió con indulgencia ante su preocupación.
- Sólo tengo un poco de náusea y mareos matutinos. Pechos sensibles.
Sus ojos se movieron a las partes del cuerpo mencionadas y sintió que se sonrojaba.
- ¿Has tenido chequeos? ¿Doc Jane lo sabe?
- Sí, ella viene una vez al mes a ver cómo sigue todo.
- Bien, eso es bueno.
Se incorporó, de repente tenso.
- Aparte de Doc Jane, ¿quien más lo sabe?
Nalla frunció el ceño, tratando de pensar.
- Mi tío Rehv. Él es quien me dejo quedarme aquí y me ayudó con todo. Él incluso me consiguió una doggen para mí y lo organizó todo para que me pudiera alimenta… eh, eso.
Darius gruño.
- No ha pasado nada nallum. Necesito que sepas eso. Siempre me alimenté de la muñeca y eso fue todo.
- Lo sé.
Su olor de vinculación se había intensificado y tuvo que sonreír. Le encantaba lo posesivo que era Darius, sobre todo ahora que ella era suya por completo y no tenían nada que temer.
- De verdad que no significaba nada Darius.
- Lo sé. Confío en ti y sé que estás diciendo la verdad, pero aún así lo odio.
Ella le dio un beso para que dejara de pensar en esas cosas. Evidentemente funcionó porque él profundizó el beso, haciendo que ella se humedeciera de nuevo, deseándolo como siempre.
- ¿Quién más?
Él susurró contra sus labios y ella tuvo que parpadear un par de veces.
- ¿Quién más qué?
- ¿Quién más lo sabe?
- Ah. Eh, Katya, mi Doggen. Y eso es todo. Ah no, espera, Jhade y John también lo saben.
- ¿Mi tío lo sabe?
- Yo le rogué que no te lo dijera.
Darius cerró los ojos y maldijo. Entonces los abrió mucho.
- Espera, ¿eso significa que...?
Él gimió y se dejó caer sobre la cama.
- ¿Zsadist no lo sabe?
- Ah... No.
- ¿Y Bella?
- No, no se lo he dicho.
La sonrisa que iluminó el rostro de Darius era increíble, tan orgulloso y feliz, que no pudo evitar devolverle la sonrisa.
- Eso sólo significa que tenemos que darnos prisa y... Espera.
Saltó de la cama desnudo y ella disfruto de la vista cuando fue a sacar algo de su pantalón.
- He llevado esto conmigo desde nuestro primer beso. Desde que supe que eras la única para mí.
Le tomó la mano y sonrió al ver el anillo que Beth le había dado.

- * - * - * - *

Darius abrió la cajita y sacó una copia del anillo que ella ya llevaba, pero en lugar de un rubí, tenía otras piedras preciosas.
Una esmeralda y un ámbar.
Verde por los ojos de él.
Amarillo por los de ella.
Sus colores habían sido combinados en un diseño que había hecho él mismo.
Nalla jadeó cuando lo vio.
- ¡Es precioso!
- Somos nosotros. Nuestros colores. Yo tengo el mío en casa, en la mansión. Me lo pondré en cuanto digas que sí.
- Sí.
- Ni siquiera sabes la pregunta.
- No lo necesito saberla. Sea lo que sea , ¡sí!
- Déjame hacer esto bien, mujer.
Se puso de rodillas, había visto suficientes películas humanos para saber que a las hembras les gustaba que sus machos hicieran esto. Y Joder, había funcionado cuando John lo hizo con Jhade.
Tomó una respiración profunda.
- ¿Me harías el honor de ser mi shellan? Te amo y te prometo....
Ella se lanzó hacia él con tanta fuerza, que terminaron en el suelo.
- ¡Sí, sí, sí!
Ella estaba tirada encima de él besándolo por toda la cara y en ese momento, a pesar de que no le había dejado de terminar su discurso, no podía estar más feliz.
Ahora lo único que necesitaba era volver a la mansión, decirles a todos que iban a tener un bebé y celebrar una ceremonia de emparejamiento.

La noche no podía llegar lo suficientemente pronto.

2 comentarios:

  1. oooohhhh waoww...... Es simplemente hermoso !!! ... y todavía no es el final ;)... Escribe pronto!

    ResponderEliminar