Rhage no le arrancó el vestido de milagro, pero la
desnudó con rapidez impaciente por tenerla. Le dio la vuelta, dejando el
vestido tirado en el suelo y la atrajo hacia sí. El olor de su excitación junto
al olor de vinculación llenaba la habitación y era adictivo. Y hablando de
adicciones... había algo que no había probado en mucho tiempo. Sus colmillos se
extendieron al igual que los de ella. La besó, con cuidado de no asustarla o
hacerle daño. La última vez que habían estado juntos estaba pasando por su
necesidad y estaba hecho un salvaje, pero esta vez, podría ser más delicado.
Cogió su cara entre las manos y volvió a besarla. Las manos de ella se posaron
sobre su pecho, bajando lánguidamente hacia sus caderas y terminaron rodeando
su dura polla. Echó la cabeza hacia atrás, intentando que el aire llegara a sus
pulmones.
Lohrena pasó el pulgar por encima de la cabeza
hinchada y sensible, recogiendo la gota que le había salido. Mirándolo con
travesura, Lohrena se acercó el pulgar a los labios y lamió, gimiendo mientras
lo saboreaba. Rhage no aguantó más y la volvió a besar con más intensidad, a la
vez que la empujaba hacia la cama. Con cuidado la tumbó y se encajó entre sus
piernas abiertas.
Aun llevaba puesta la lencería, pero eso lo podía
solucionar con facilidad. Besó su mandíbula, bajando por su cuello, lamiendo el
sitio donde tenía esa vena tan tentadora, hasta llegar a la curva de sus
pechos. Con sus colmillos, rajo el sujetador justo por la mitad, desvelando lo
que había debajo. Esos pezones rosados pedían a gritos sus caricias y Rhage se
sentía muy generoso. Lohrena jadeó al sentir la lengua húmeda y caliente de
Rhage en un pezón... luego en el otro. Rhage iba alternando sus dedos, su
lengua y sus colmillos para volverla loca de placer. Trazó un camino de besos
hasta llegar al punto más sensible de su cuerpo. Se quedó quieto, inhalando con
fuerza.
- Me encanta tu olor...
Su lengua paso por los pliegues hinchados, haciendo
que Lohrena levantara las caderas de la cama, gimiendo.
- Mmmm. Me encanta tu sabor...
- Rhageee...
Su nombre se convirtió en un largo gemido.
- ¿Qué quieres mi Shellan? Pídeme lo que sea,
y lo tendrás.
Gruñó algo incoherente y Rhage la volvió a lamer.
- Oh dios... Rhage.
- Pídemelo tahlly. ¿Qué quieres?
Su aliento sobre sus partes íntimas la volvió más
loca aun, pero no estaba segura de poder pedirle lo que quería. Se mordió el
labio.
- Quiero tu lengua.
Rhage la lamió.
- ¿Así?
- Más.
Rhage repitió el movimiento gimiendo. Lohrena se
estaba desesperando, Rhage iba deliberadamente despacio, y ella no podía mas.
- Rhage... por favor...
- Si, ¿tahlly?
Lo miró con los ojos entrecerrados, los de él
brillaban incandescentes en la oscuridad, con un azul mucho más claro de lo que
era habitual. Pero sabía que no le haría daño.
- Dímelo. ¿Qué quieres tahlly?
Lohrena dudó solo unos segundos.
- Haz que me corra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario