sábado, 29 de junio de 2013

Lover Recalled - Capítulo 15


La ola de frío que lleno la oficina fue inmediata y todos miraron a John. Pero esta vez no había sido él y la sorpresa fue aún mayor cuando vieron que el frío provenía de Butch.

- ¿Tuviste un hijo?
- Una hija. Hace 252 años, tuve una hija, que a su vez tuvo una hija y así, hasta Kihara.

Vishous y Kihara eran familia, pensó John, eso quería decir que…

- ¿Puedes sentirla? Si desciende de ti, ¡tiene tu misma sangre! ¡puedes encontrarla!
- No puedo John. Hay demasiadas generaciones de por medio. Tiene muy poca sangre mía.

John quería partir algo de lo frustrado que estaba.

- ¡Joder!
- Si, a mí también me fastidia John, pero escúchame. Volverás a tener a tu chica aquí, eso te lo juro. No importa cuántos antis tengamos que matar. Ni cuantas noches y días tengamos que salir. Vamos a traer a Kihara a casa.

John asintió agradecido, entendiendo mejor que nunca los sentimientos de V por Kihara.

- Se están metiendo con mi familia. Han matado a mi sangre. Han secuestrado a tu shellan que también es parte de mí. Vamos a salir ahí fuera y vamos a traérnosla aquí, a su casa. Donde pertenece.

Todos los hermanos asistieron, preparados para salir y continuar la búsqueda, aunque miraban a Butch de reojo, con curiosidad. Se pusieron serios mientras Tohr los dirigía y los enviaba a sus respectivas zonas a investigar. Tenían que encontrar a Kihara. Antes de que fuera demasiado tarde.


Kihara ya no pensaba con claridad. Tohrture la había dejado sola y no la había alimentado. Se había llevado hasta las botellas de la nevera. Como si pudiera alcanzarla con las cadenas que llevaba puestas. Se estaba volviendo loca y no paraba de gruñir y rugir. Las cadenas estaban puestas en sus muñecas y tenía una silla para sentarse. Al principio le sorprendió que no la ataran mejor, pero claro, como iba a soltarse una frágil humana de estas cadenas pesadas de metal… De vez en cuando tiraba de ellas, por probar, y aunque no creía que se pudiera soltar, sentía que tenía más fuerza que antes. Notaba los cambios en su cuerpo, además de la fuerza, su visión y oído habían mejorado increíblemente y sentía una necesidad irracional de beber sangre. Notaba que ya no era ella. Ya no era humana. Volvió a rugir enloquecida, levantando los brazos y sintiendo sorprendida como las cadenas daban un poco de sí. Se miró las muñecas y escuchó por si venia alguien. Como no oyó nada, hizo fuerza con todo su cuerpo intentando no rugir mientras lo hacía. Después de un intenso esfuerzo, por fin Kihara escucho lo que estaba esperando, el ruido del metal al romperse. Volvió a mirarse las muñecas, ahora libres. Se había herido gravemente, pero tenía que salir de aquí cuanto antes. Necesitaba sangre y una voz en su interior también le decía que tenía que huir. No se podía dejar utilizar.

 
- ¿Cómo no sabías que tenías una hija?

Vishous suspiró, Butch llevaba haciéndole preguntas desde que salieron de la mansión.

- No lo sabía Butch. No he estado con demasiadas mujeres y nunca más de una noche.
- Excepto ella.

Vishous asintió.

- Solo fue un mes.
- Pues fue suficiente para dejarla embarazada.
- ¡No lo sabía!
- Y fue suficiente para que supiera que toda su descendencia tenía que tener una h en el nombre.
- Dios Butch. Nos hicimos amigos, Amelia sabía lo que yo era y me pregunto cosas. Podía confiar en ella y le respondí. Jamás pensé que… Después de unas semanas la cosa se puso demasiado seria y huí. No sabía lo del embarazo. Jamás la hubiese dejado si lo hubiese sabido.

Butch miraba por la ventana del Escalade, buscando un posible rastro que los llevara a Kihara.

- ¿Cómo se llamaba?
- VicTohria. Mi hija se llamaba VicTohria. Todas desde entonces han tenido un nombre significante. Desde Vichtoria, que significa vencedora en latín, y Tehresa, que significa cazadora, hasta Kihara, que viene de Chiara y significa luz o claridad.
- Que apropiado.
- Sip.
- Bueno, eso quiere decir que Kihara es tu tátara-tatara…
- Mi hija.

Miró a Butch de reojo.

- La considero como si fuera mi hija.

 
Kihara giró otra esquina y entró en otro pasillo interminable. Pero estaba más cerca de la salida. No sabía cómo, pero podía sentirlo. Las heridas de las muñecas le sangraban y sabía que estaba dejando un rastro, por lo que tenía que darse prisa en salir de allí. Llego a unas puertas dobles y con las pocas fuerzas que le quedaban, las abrió, saliendo de una especie de almacén. No conocía el barrio pero parecía estar lleno de tiendas y algunos bancos. Era de noche así que la calle estaba desierta, incluso la carretera que separaba una acera de la otra, estaba vacía. Necesitaba escapar y estaba a punto de girar hacia su derecha cuando vio y escucho un movimiento a su izquierda. Alguien se había acercando en un coche y estaba aparcando para bajarse y sacar dinero del cajero y Kihara no se pudo resistir. ¡Sangre!

 

Stan observó a la chica desde la oficina del almacén. Era igual que en el instituto, aunque ya hacía unos años desde que la vio por última vez. Era tan predecible toda la situación, que le fastidiaba. Su hijo no lo había creído pero ahí estaba, lista para huir. Vio al coche detenerse y se preparó para ver un espectáculo. Necesitaría sangre y ahí estaba, fresca del recipiente. Sonrió. Kihara estaba de cacería. Casi podía sentir el dolor de los colmillos penetrando su cuello y pensó en la última vez que lo había sentido directamente en su piel. Haría ya unos 40 años desde que vio a su querida. Desde que ese hijo suyo matara a su madre al nacer. Robándole el amor de su vida. Desde entonces había odiado a los vampiros y todo lo que tenía que ver con ellos. Por eso había creado un ejército anti vampírico - quería deshacerse de todos ellos, y su hijo era una gran ayuda.  Lo que este no sabía es que también llegaría su día. Se parecía tanto a su madre que a Stan le dolía cada vez que lo miraba y su odio era cada vez mayor. Pero todavía tenía mucho que hacer antes de poder terminar con todo. Como recuperar a esa chica.

 

Qhuinn conducía el Hummer mientras que John y Blay miraban las calles, intentando encontrar algo, una pista que los llevara a Kihara. Miró de reojo a John, y se le notaba triste y preocupado, pero a la vez determinado. Qhuinn admiraba la fuerza de su amigo. Él no sabía que haría si alguna vez le arrebataban a Blay de esta manera. Observó a este por el espejo retrovisor pero Blay estaba demasiado ocupado observando el exterior. Qhuinn suspiró, ojala encontraran a Kihara sana y salva para que John no tuviera que seguir sufriendo.

- Es esa la casa, ¿no?

John asintió.

- No encontraremos nada. Estuve aquí ayer con Tohr y no había nada raro excepto una nevera llena de sangre y una especie de altar dedicado a una tal Lohrena.
- Hmmm

Blay dio señales de vida por primera vez desde que salieron de la mansión.

- ¿Que?
- Nada. Mi madre conocía a una hembra llamada así.

Qhuinn los interrumpió.

- Venga vamos a entrar...

John lo detuvo, agarrándole el brazo.

- No vamos a encontrar nada.
- Ya pero podemos mirar.
- ¿Para qué Qhuinn? Mientras miramos aquí, Kihara está en otra parte y le están haciendo no sé qué cosas.

Qhuinn le puso la mano en el hombro, mientras Blay los observaba en silencio.

- Tío, confía en mi ¿vale? Igual yo y Blay vemos algo que se os paso a ti y Tohr.

John asintió resignado y los 3 entraron sigilosamente en la casa del señor Edwards.


Kihara estaba a punto de atacar cuando un brazo fuerte la agarro por el cuello, cortándole la respiración. Tohrture. Kihara debería haberlo sentido acercarse pero había estado demasiado concentrada en probar la sangre del chico que estaba en el cajero. Tohrture los había rodeado de mhis y la mantenía bien agarrada. La sangre de sus muñecas goteaba constantemente en el suelo, formando un charco cada vez más grande. Cuando el chico por fin se metió en el coche y se marchó Kihara se atrevió a moverse y se retorció de mil maneras intentando soltarse. Por un instante pensó que sería más fuerte que él pero este simplemente la agarraba dejando que se cansara y se abriera aún más las heridas de las muñecas, que ahora se habían extendido por los brazos. Cuando finalmente Kihara perdió sus fuerzas, Tohrture la llevó de nuevo hacia el almacén.

 
- Tío, te estoy diciendo que es ella, estoy seguro. Mi madre tiene una foto con ella de no se hace cuantos años. Eran amigas hasta que… algo paso… no me acuerdo bien.
- Y por qué este tío iba a tener un altar dedicado a ella, si odia a los vampiros.
- Espera que llamo a mi madre y le pregunto.

Mientras Blay hablaba por teléfono, Qhuinn ojeaba los papeles que estaban esparcidos sobre el escritorio.

- Esos no estaban ayer.

Qhuinn miró a John y luego a los papeles.

- Joder, este tío no solo trabaja en la uni. También tiene varias tiendas y almacenes en Main Street.
- Tenemos que ir allí.
- Tíos escuchad esto.

Blay había terminado de hablar por teléfono.

- Lohrena era una hembra de la Glymera, se enamoró de un humano y lo dejo todo por él. Estuvieron juntos varios años y…
- Que tiene que ver esto con…
- Calla y escucha Qhuinn. Sigue Blay.
- Pues ella se quedó embarazada del humano y murió en el parto. Después de eso, el humano desapareció con él bebe. ¿A que no sabéis como se llamaba el humano?

Qhuinn y John se miraron y respondieron a la vez.

- ¿Steve?
- ¿Stan?

Blay negó con la cabeza.

- Casi. El tipo se hacía llamar Sebastian Edwards.

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