La ola de frío que lleno la oficina fue inmediata y todos miraron a John.
Pero esta vez no había sido él y la sorpresa fue aún mayor cuando vieron que el
frío provenía de Butch.
- ¿Tuviste un hijo?
- Una hija. Hace 252 años, tuve una hija, que a su vez tuvo una hija y así,
hasta Kihara.
Vishous y Kihara eran familia, pensó John, eso quería decir que…
- ¿Puedes sentirla? Si desciende de ti, ¡tiene tu misma sangre! ¡puedes
encontrarla!
- No puedo John. Hay demasiadas generaciones de por medio. Tiene muy poca
sangre mía.
John quería partir algo de lo frustrado que estaba.
- ¡Joder!
- Si, a mí también me fastidia John, pero escúchame. Volverás a tener a tu
chica aquí, eso te lo juro. No importa cuántos antis tengamos que matar. Ni
cuantas noches y días tengamos que salir. Vamos a traer a Kihara a casa.
John asintió agradecido, entendiendo mejor que nunca los sentimientos de V
por Kihara.
- Se están metiendo con mi familia. Han matado a mi sangre. Han secuestrado
a tu shellan que también es parte de mí. Vamos a salir ahí fuera y vamos
a traérnosla aquí, a su casa. Donde pertenece.
Todos los hermanos asistieron, preparados para salir y continuar la
búsqueda, aunque miraban a Butch de reojo, con curiosidad. Se pusieron serios
mientras Tohr los dirigía y los enviaba a sus respectivas zonas a investigar.
Tenían que encontrar a Kihara. Antes de que fuera demasiado tarde.
Kihara ya no pensaba con claridad. Tohrture la había dejado sola y no la
había alimentado. Se había llevado hasta las botellas de la nevera. Como si
pudiera alcanzarla con las cadenas que llevaba puestas. Se estaba volviendo
loca y no paraba de gruñir y rugir. Las cadenas estaban puestas en sus muñecas
y tenía una silla para sentarse. Al principio le sorprendió que no la ataran
mejor, pero claro, como iba a soltarse una frágil humana de estas cadenas
pesadas de metal… De vez en cuando tiraba de ellas, por probar, y aunque no
creía que se pudiera soltar, sentía que tenía más fuerza que antes. Notaba los
cambios en su cuerpo, además de la fuerza, su visión y oído habían mejorado
increíblemente y sentía una necesidad irracional de beber sangre. Notaba que ya
no era ella. Ya no era humana. Volvió a rugir enloquecida, levantando los
brazos y sintiendo sorprendida como las cadenas daban un poco de sí. Se miró
las muñecas y escuchó por si venia alguien. Como no oyó nada, hizo fuerza con
todo su cuerpo intentando no rugir mientras lo hacía. Después de un intenso
esfuerzo, por fin Kihara escucho lo que estaba esperando, el ruido del metal al
romperse. Volvió a mirarse las muñecas, ahora libres. Se había herido
gravemente, pero tenía que salir de aquí cuanto antes. Necesitaba sangre y una
voz en su interior también le decía que tenía que huir. No se podía dejar
utilizar.
Vishous suspiró, Butch llevaba haciéndole preguntas desde que salieron de
la mansión.
- No lo sabía Butch. No he estado con demasiadas mujeres y nunca más de una
noche.
- Excepto ella.
Vishous asintió.
- Solo fue un mes.
- Pues fue suficiente para dejarla embarazada.- ¡No lo sabía!
- Y fue suficiente para que supiera que toda su descendencia tenía que tener una h en el nombre.
- Dios Butch. Nos hicimos amigos, Amelia sabía lo que yo era y me pregunto cosas.
Podía confiar en ella y le respondí. Jamás pensé que… Después de unas semanas
la cosa se puso demasiado seria y huí. No sabía lo del embarazo. Jamás la
hubiese dejado si lo hubiese sabido.
Butch miraba por la ventana del Escalade, buscando un posible rastro que
los llevara a Kihara.
- ¿Cómo se llamaba?
- VicTohria. Mi hija se llamaba VicTohria. Todas desde entonces han tenido
un nombre significante. Desde Vichtoria, que significa vencedora
en latín, y Tehresa, que significa cazadora, hasta Kihara, que viene de Chiara
y significa luz o claridad.
- Que apropiado.
- Sip.
- Bueno, eso quiere decir que Kihara es tu tátara-tatara…
- Mi hija.
Miró a Butch de reojo.
- La considero como si fuera mi hija.
Stan observó a la chica
desde la oficina del almacén. Era igual que en el instituto, aunque ya hacía
unos años desde que la vio por última vez. Era tan predecible toda la
situación, que le fastidiaba. Su hijo no lo había creído pero ahí estaba, lista
para huir. Vio al coche detenerse y se preparó para ver un espectáculo.
Necesitaría sangre y ahí estaba, fresca del recipiente. Sonrió. Kihara estaba
de cacería. Casi podía sentir el dolor de los colmillos penetrando
su cuello y pensó en la última vez que lo había sentido directamente en su
piel. Haría ya unos 40 años desde que vio a su querida. Desde que ese hijo suyo
matara a su madre al nacer. Robándole el amor de su vida. Desde entonces había
odiado a los vampiros y todo lo que tenía que ver con ellos. Por eso había
creado un ejército anti vampírico - quería deshacerse de todos ellos, y su hijo
era una gran ayuda. Lo que este no sabía
es que también llegaría su día. Se parecía tanto a su madre que a Stan le dolía
cada vez que lo miraba y su odio era cada vez mayor. Pero todavía tenía mucho
que hacer antes de poder terminar con todo. Como recuperar a esa chica.
Qhuinn conducía el Hummer
mientras que John y Blay miraban las calles, intentando encontrar algo, una
pista que los llevara a Kihara. Miró de reojo a John, y se le notaba triste y
preocupado, pero a la vez determinado. Qhuinn admiraba la fuerza de su amigo.
Él no sabía que haría si alguna vez le arrebataban a Blay de esta manera.
Observó a este por el espejo retrovisor pero Blay estaba demasiado ocupado
observando el exterior. Qhuinn suspiró, ojala encontraran a Kihara sana y salva
para que John no tuviera que seguir sufriendo.
- Es esa la casa, ¿no?
John asintió.
- No encontraremos nada.
Estuve aquí ayer con Tohr y no había nada raro excepto una nevera llena de
sangre y una especie de altar dedicado a una tal Lohrena.
-
Hmmm
Blay dio señales de vida por
primera vez desde que salieron de la mansión.
- ¿Que?
- Nada. Mi madre conocía a
una hembra llamada así.
Qhuinn los interrumpió.
- Venga vamos a entrar...
John lo detuvo, agarrándole
el brazo.
- No vamos a encontrar nada.
- Ya pero podemos mirar.- ¿Para qué Qhuinn? Mientras miramos aquí, Kihara está en otra parte y le están haciendo no sé qué cosas.
Qhuinn le puso la mano en el
hombro, mientras Blay los observaba en silencio.
- Tío, confía en mi ¿vale?
Igual yo y Blay vemos algo que se os paso a ti y Tohr.
John asintió resignado y los
3 entraron sigilosamente en la casa del señor Edwards.
Kihara estaba a punto de
atacar cuando un brazo fuerte la agarro por el cuello, cortándole la
respiración. Tohrture. Kihara debería haberlo sentido acercarse pero había
estado demasiado concentrada en probar la sangre del chico que estaba en el
cajero. Tohrture los había rodeado de mhis y la mantenía bien agarrada.
La sangre de sus muñecas goteaba constantemente en el suelo, formando un charco
cada vez más grande. Cuando el chico por fin se metió en el coche y se marchó
Kihara se atrevió a moverse y se retorció de mil maneras intentando soltarse.
Por un instante pensó que sería más fuerte que él pero este simplemente la
agarraba dejando que se cansara y se abriera aún más las heridas de las
muñecas, que ahora se habían extendido por los brazos. Cuando finalmente Kihara
perdió sus fuerzas, Tohrture la llevó de nuevo hacia el almacén.
- Y por qué este tío iba a tener un altar dedicado a ella, si odia a los vampiros.
- Espera que llamo a mi madre y le pregunto.
Mientras Blay hablaba por
teléfono, Qhuinn ojeaba los papeles que estaban esparcidos sobre el escritorio.
- Esos no estaban ayer.
Qhuinn miró a John y luego a
los papeles.
- Joder, este tío no solo
trabaja en la uni. También tiene varias tiendas y almacenes en Main Street.
- Tenemos que ir allí.- Tíos escuchad esto.
Blay había terminado de
hablar por teléfono.
- Lohrena era una hembra de
la Glymera, se enamoró de un humano y lo dejo todo por él. Estuvieron juntos
varios años y…
- Que tiene que ver esto
con…- Calla y escucha Qhuinn. Sigue Blay.
- Pues ella se quedó embarazada del humano y murió en el parto. Después de eso, el humano desapareció con él bebe. ¿A que no sabéis como se llamaba el humano?
Qhuinn y John se miraron y
respondieron a la vez.
- ¿Steve?
- ¿Stan?
Blay negó con la cabeza.
- Casi. El tipo se hacía
llamar Sebastian Edwards.
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