miércoles, 4 de junio de 2014

Trusting Lover - Capítulo 46


Phury se quitó el abrigo de cuero, dudando entre dárselo a Nabilah o a Lohrena. Al final se lo dio a Lohrena, más que nada porque acababa de dar a luz y Rhage lo despellejaría vivo si no la cuidaba.
Vishous se acercó a Nabilah, ofreciéndole el suyo.
Phury se tuvo que tragar el gruñido posesivo y miró a Z, que también parecía molesto con el gesto de V.
Volvió a mirar a Nabilah y se dio cuenta de que tenía las muñecas y los tobillos ensangrentados. Hablando por encima de los rugidos y gruñidos de la bestia, le pregunto.
- ¿Cómo te has hecho esto?
Con delicadeza, le tomo la mano para mirarle las heridas. Intentó ignorar la punzada de deseo que le recorrió.
- El tipo ese me ató y tuve que soltarme para ayudarla con el parto. No es nada, se curara tarde o temprano.
Phury la miro y extendió su brazo, ofreciéndole sin palabras, su vena.
Ella se lamió los labios y sus colmillos salieron disparados, pero negó con la cabeza.
- Venga Nabilah, lo necesitas.
Ella miró a Zsadist, y hasta que este no asintió, ella no se acercó la muñeca de Phury a la boca.
- Gracias.
El susurro le llego al alma y cuando sintió los colmillos clavándose en su piel, tuvo que morderse la lengua para no gemir de placer. Miro a su hermano, y aunque ella no se estaba alimentando de Z, Phury supo que él estaba sintiendo exactamente lo mismo.
                 
*-*-*

Lohrena miró a su hijo fascinada. Era precioso. ¡Y estaba vivo!
Era demasiado pequeñín y estaba deseando llevárselo a casa para envolverlo en mantas y contarle los deditos de los pies y manos. Y simplemente saber que estaba a salvo en casa. En la mansión.
Sonrió con tristeza, ahora solo necesitaba que Rhage volviera a ser el para poder y todos juntos a casa y olvidarse de esto.
Levantó la vista y vio a Nabilah alimentándose de Phury mientras miraba a Zsadist.
Vaya… con lo territoriales y posesivos que eran los machos de su raza, no veía como esto podía salir bien…
Volvió la vista a la bestia. A su manera, era hermoso, y más, sabiendo que Rhage estaba dentro, en alguna parte. Pero no podía ver a Muhrder.
El dragón se giró y pareció mirarla directamente, pero ella ya no sentía nada de miedo. Le sonrió. Sabía que jamás la haría daño.
La respiración extraña del dragón, parecía susurrar su nombre.
Loh-re-na.
Loh-re-na.
Rhage rugió, haciendo que todo el almacén temblara y un destello de luz, hizo desaparecer a la bestia, para mostrar a Rhage. Su Rhage.
El padre de su hijo y el amor de su vida.
Quedó tumbado en el suelo, temblando, y ella quiso ir hacia él, pero estaba demasiado débil. Agarro bien a su hijo, y dejó que Tohr la cogiera en brazos mientras otros hermanos se encargaban de Rhage, para llevarlos a casa.


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