miércoles, 18 de junio de 2014

Lover Adored - Capítulo 18

Ahgony estaba en la cama desnudo.
Y solo. Por séptimo, -¿o era ya el octavo?- día consecutivo.
No se podía creer que Mariah aun pensaba que la había traicionado.
Hembra obstinada.
Bien, ella podía seguir así, pensó, pero él tenía su orgullo. Él no le rogaría. Ella debería conocerlo a estas alturas. Y aun si estaba enfadada, ella al menos podía dormir con él. Incluso si no hablaba con él, incluso si no se tocaban.
Él exhaló lentamente.
Su polla estaba dura como una roca y el roce con las sábanas lo tenía tan sensible que estaba empezando a sudar.
Maldita sea.
Una semana sin ella y era un posttrans de nuevo. Cachondo, necesitado y tan excitado que ni siquiera podía pensar con claridad.
Moviendo su mano bajo las sábanas toco su propio cuerpo y silbó entre dientes cuando rodeo su mano alrededor de su erección.
- Oh joooodeeeeeeer...
Se agarró a si mismo con fuerza mientras movía su mano hacia arriba y hacia abajo.
- Ah, sí...
No era tan bueno como estar dentro de Mariah, pero necesitaba este desahogo, desesperadamente.
En su mente, él sólo la veía a ella. Ese cuerpo increíble con esos hermosos pechos grandes y ​​pezones rosados.
Esa pequeña hendidura entre sus piernas siempre mojada, húmeda, preparada para que él la tomara. Siempre lista sólo para él.
Esos magníficos labios carnosos de los que no se cansaba cuando la besaba... o cuando lo tomaba dentro de su boca... lamiendo la longitud de su polla.
Gimió.
Estaba a punto, pero no del todo. Su respiración se hacía dificultosa, se bombeó a sí mismo cada vez más fuerte, tratando de llegar a un clímax que estaba quedando fuera de su alcance.
¿Cómo diablos podía pensar que él la había traicionado?
Ahgony soltó su polla y maldijo por la frustración.
- ¡Mierda!
Golpeó el colchón con los puños mientras seguía maldiciendo.
- ¿Necesitas ayuda con eso?
La voz ronca de Mariah hizo que su polla latiera y gritara sí-por-favor, mientras que gotas de líquido pre seminal lo empapaban poco a poco.
El olor de su excitación llenó la habitación, haciéndole gemir. ¿Cómo no había notado que ella había entrado en su habitación?
Se agarró a las sábanas, no se fiaba de sí mismo. Era o ponerse de rodillas para suplicarle, o atacarla donde estaba para hacerla suya y hacerle el amor como un salvaje.
- Todavía estoy furiosa contigo por lo que hiciste. Pero te echo de menos. Y te necesito.
Ah infiernos.
- Por favor...
Sip, suplicando estaba.
Por lo menos no estaba de rodillas. Aun.
A la mierda con su orgullo...
Pero qué demonios. Esta era su hembra. ¿Quién necesitaba orgullo cuando ella era todo lo que siempre había querido, todo lo que alguna vez necesitaría? Era todo lo que él anhelaba.
Ella dejó caer su bata y se contoneo hacia él, toda sexy y femenina. Su polla seguía llorando por ella, pequeñas gotas saliendo de él al verla delante de él, desnuda y orgullosa.
¡Mía!
Mariah se humedeció los labios, se arrodilló en la cama y lo tomó en su boca por completo.
Así sin más.
Y así sin más su orgasmo pendiente salió de el con fuerza, vaciándose en su boca ansiosa. Joder, pero ella no derramó ni una sola gota.
Y joder si eso no hacía que siguiera y siguiera.
Largos minutos después, cuando su clímax finalmente se calmó, ella levantó la vista hacia él.
Le sonrió, sabiendo que estaba muy lejos de saciarse.
Tenía más de una semana que compensar.
Estiró la mano para agarrarla del pelo, la atrajo hacia sí y la besó con dureza, con fuerza.
Cómo se atreve a no confiar en mí, maldita sea.
Ahgony movió a Mariah colocándola encima de él, entrando fácilmente en su sexo. Sin darle tiempo a acostumbrarse, comenzó a bombear con ferocidad mientras aplastaba sus labios contra los suyos.
Él sabía que estaba siendo demasiado duro, casi como si la estuviera castigando, pero teniendo en cuenta sus gemidos y su humedad, ella estaba encantada.
A regañadientes soltó sus labios porque necesitaba algo más de ella. Sus colmillos palpitaban y él sabía que su hambre debía ser obvia para ella porque ella sólo inclinó la cabeza hacia un lado, dándole acceso.
Eso era todo el permiso que necesitaba.
Con sus brazos alrededor de ella, su polla dentro y su sangre llenándole el estómago, se corrió de nuevo, tan fuerte como antes.
Su mente registró brevemente que ella sabía un poco diferente, pero cuando su cuerpo se tensó con otro orgasmo devastador, el pensamiento quedo rápidamente en el olvido.
Después de su llenarla con otros dos de sus orgasmos, disminuyó la velocidad y soltó su vena, lamiendo las heridas para cerrarlas.
La miró a través de ojos entrecerrados mientras recuperaba el aliento.
No se le había escapado el hecho de que ella no se había corrido ni una sola vez.
Tiempo de remediar eso.
Meneando sus caderas, se sumergió dentro de ella una vez más. Con dureza, como a ella le gustaba. Sus uñas se clavaron en sus hombros, sacando sangre, y sus ojos se dilataron a la vez que sus colmillos se alargaron más de lo que ya estaban.
Ah... esta era la verdadera razón por la que ella estaba aquí. Mariah necesitaba alimentarse. Su hambre era casi tan intensa como había sido la de él.
Su corazón lloró al notar sus colmillos penetrando en su vena y Mariah empezó a chupar.  Apretó sus paredes vaginales alrededor de él mientras bebía y gemía.
Mantuvo la cabeza en su garganta mientras la embestía, no tan salvaje esta vez, dejando que bebiera hasta saciarse.
Moviendo la mano libre entre sus cuerpos, él acaricio su clítoris una y otra vez hasta que su cuerpo quedó lacio por la satisfacción.
Y aun así no se detuvo...

* - * - * - *

Mariah se sentía ebria cuando despertó.
Pero ella no lo estaba. ¿O sí?
Giro la cabeza hacia un lado, y se dio cuenta de que estaba en la habitación Ahgs, pero él no estaba allí, ni siquiera en el baño.
De repente se acordó de todo.
El sexo furioso.
La alimentación salvaje.
Los orgasmos interminables.
No era de extrañar que se sintiera tan débil.
Se dio la vuelta, enterrándose más en las sabanas. ¿Dónde estaba el ahora?
Odiaba la distancia entre ellos. Nunca habían tenido una pelea antes.  Y menos una que durara más de una semana. Se había sentido tan sola en los últimos días...
Las noches las había pasado entre Safe Place, Starbucks y la clínica de Blax, simplemente para llegar a conocerlo mejor. Habían hablado de todo y de nada y ella ya sabía que lo quería enterito.
Estaba deseando contárselo a Ahgony y hablarles a sus padres sobre él.
El diario de su madre biológica estaba en su habitación, aún sin tocar. Le sentía mal leerlo, como si estuviera invadiendo la privacidad de la mujer, aunque sentía curiosidad por saber más acerca de la mujer que la había dado a luz.
Blax le había contado sus historias y respondido a sus preguntas, que ella creía era muy dulce, teniendo en cuenta lo difícil que debía ser para él.
Después de todo, él la había perdido de verdad, mientras Mariah ni siquiera recordaba a la mujer.
Su cuerpo pedía más horas de sueño para recuperar sus fuerzas, pero pensó que realmente necesitaba una buena charla con su mahmen. Rhage había prometido no decirle nada, pero había llegado la hora. Ella no quería que Mary pensara que se estaba distanciando de ella o algo así.
Una idea cruzó su mente, pensando en la fecha de la semana siguiente.
Idea loca, pero factible... ella podía hablar con Wrath y obtener el permiso del rey para dejar entrar a Blax en la mansión. Si ya podría entrar en Safe Place...

2 comentarios:

  1. Sabía que entraba a la mansión jajaja al final no quedarán habitaciones libres, aunque con todos los que son ya debe tener cuatro pisos sin contar los sótanos.
    Me da penita el cap, yo creía que ya había reconciliación

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