Lover Adored - Capítulo 36

Llegaron a la mansión un rato más tarde y se sentía lleno de felicidad y energía. Ahora todo lo que necesitaba era su hembra para hacer la noche completa. Aplausos estallaron cuando entraron en el vestíbulo, pero no le importaba. No quería celebrar. Sólo quería a su shellan. La buscó entre la multitud y de repente, allí estaba. Mirándolo con adoración total y completa.
Suspiró. Ahgony podría morir ahora mismo, y moriría como un macho feliz.
Caminando hacia ella, la besó como nunca la había besado delante de la gente. Incapaz de esperar más, él la levantó y subió las escaleras.
Unos silbidos les siguieron, pero no le importo. Él no era el único que tendría meneo en la mansión esta noche, por lo que todos podrían simplemente morderle el culo.
Finalmente todo se había resuelto y podría estar con el amor de su vida, su hembra, su todo. Y como Hermano nada menos.
La llevo a través del umbral de la puerta de su dormitorio y la dejo en el suelo. Maldita sea, pero ella era hermosa.
- Te quiero.
- No tanto como yo te quiero a ti, mi hembra. Joder, te adoro. Te debería de poner en un pedestal y no dejar que bajes nunca. Voy a adorarte cada maldito día de mi vida porque eres simplemente perfecta. Ahora ven aquí y déjame amarte de verdad.
- Ah no.
Ella dio un paso atrás y bajo los tirantes de su vestido, dejando que este cayera al suelo en un charco de seda. Él se quitó los pantalones, en tiempo récord.
- Maldita sea, mujer. Ven a mí.
Era perfección pura. Tenía que tenerla… ya. Pero ella tenía otros planes.
Con una sonrisa traviesa se arrodilló delante de él.
Mariah lo miró, mordiéndose el labio, y su polla tembló.
- Tahlly...
Ella tocó la punta con un dedo, recogiendo las pocas gotas que estaban saliendo de él y se llevó el dedo a la boca.
- Oh, mierda.
Su lengua salió y lamió la humedad, chupándose el dedo. Era la cosa más erótica que había visto nunca. Ella gimió al notar su sabor y Ahgony sentía que estaba a punto de volverse loco si no se enterraba a sí mismo dentro de ella, en este jodido instante.
La levantó con facilidad y no hizo caso a su débil protesta.
- Puedes hacer lo que quieras con mi polla más tarde, tahlly. Ahora mismo... Tengo que hacerte mía.
Envolvió sus piernas alrededor de su cintura mientras él la penetró.
- ¡Joder, sí!
Su orgasmo llegó en cuanto entró en ella y la notó palpitar a su alrededor... Toda la energía reprimida y la emoción de esta noche hicieron que se corriera sin parar y le mordió el pezón para conseguir que convulsionara alrededor de él, perdida en su propio placer.
- Dios Ahgony, no te detengas. No pares nunca.
- Nunca tahlly.
Frenó el movimiento de bombear dentro y fuera de ella, ya que ambos trataban de recuperar sus respiraciones.
- ¿Estás bien, cariño?
- Mmmmm, estoy mejor que bien. Pero... Creo que necesitas una ducha.
Ella arrugó la nariz un poco al mirarlo. Sí, tenía razón. Estaba lleno de la grima de la Tumba, y también sudado y lleno de sangre…
- Vamos entonces.
Sin soltarla, caminó hasta el baño y abrió el grifo. Cada movimiento que hacía, hizo que su polla se moviera dentro de ella y cada vez que pasaba, ella dejó escapar un suave grito ahogado de lo más excitante. Con los brazos apretados alrededor de su cuello, se metieron bajo el agua caliente.
Ella lo besó suavemente.
- ¿Me sueltas?
- No quiero.
- Hmmm pero quiero lavarte. ¿Por favor?
Él gimió.
Maldita sea, pero la hembra podía hacer lo que quisiera con él. Con cuidado, la puso en el suelo.
Ella agarró el jabón y comenzó a hacer espuma para enjabonar su cuerpo entero. La observó mientras ella lo tocaba, lo acariciaba, y le hizo el amor con las manos. Ella juguetonamente pellizcó sus pezones y él gruñó, deseando echar su cabeza hacia atrás, pero no dejándose a sí mismo hacer eso. Verla a ella era mucho mejor.
Sus colmillos estaban completamente extendidos mientras sus manos viajaron más abajo para agarrar su polla y acariciar sus huevos. 
- Joder, tahlly.
Ella lo miro de manera seductora.
Y luego se lo metió entero en su boca húmeda y caliente.
- Santa mierda. Mariah, nena...
Sus colmillos rasparon por toda su longitud, ejerciendo la suficiente presión para volverlo completamente loco. Cuando empezó a chuparlo, eso fue todo, no aguanto más. Se corrió con tanta fuerza que vio las estrellas y el hecho de que ella se tragó hasta la última gota que acababa de salir de él, hizo que fuera mucho más intenso.
Cuando se recuperó un poco, él la levantó en el aire y le dio la vuelta.
- Piernas alrededor de mi cuello, tahlly.
Ella hizo lo que le dijo y él beso su sexo, lamiendo la humedad que salía de ella, sólo para él. Ella sabía a gloria. Mariah comenzó a chuparlo de nuevo y gemía a su alrededor. Haciendo un 69 de pie seguramente hacia que se le subiera la sangre a la cabeza, pero dada la forma en que ella lo lamia y le chupaba, le encantaba, y él vivía por complacerla...

* - * - * - * - * - *

Mariah gritó cuando el orgasmo 9º, 10º o 11º del día, se apoderó de ella. Había perdido la cuenta ya…
Ahgony se vació dentro de ella, una vez más, su propio clímax desencadenado cuando ella lo mordió.
No podía más.
Su cuerpo no podía aguantar más. Ella estaba completamente saciada y, al mismo tiempo completamente agotada de energía. Mariah no podía moverse aunque su vida dependiera de ello.
Ahgony acarició su cuello con la nariz mientras sostenía su peso con los brazos. Tenía el cuello en carne viva de todas las veces que se había alimentado, pero a ella no le importaba, ya era de él. Su Hellren.
Acarició la marca de la Hermandad en él.
- ¿Estás bien tahlly?
- Mejor que bien, hellren mío.
Él sonrió y se inclinó para besarla. Justo en ese momento rugió su estómago.
- ¿Tienes hambre?
- Sí, un poco. Pero no me puedo mover, así que, voy a llamar a Fritz dentro de un rato.
- Voy a traerte algo.
- No, está bien, tú también debes de estar cansado. Sólo tenemos que llamar al doggen...
Él gruñó.
- Ningún doggen le traerá la comida a mi shellan, al menos no hoy. Ese es mi trabajo ahora.
- Hmmm por eso te amo.
Él sonrió.
- Cualquier cosa que mi shellan quiera… yo se lo traeré.
Se duchó rápidamente y fue a buscar algo de comer. Se quedaría dormida porque poco después, el la empujaba suavemente.
- Ven tahlly, come algo y luego te dejaré dormir.
Ella se estiró como un gato perezoso y su hambrienta mirada vagó sobre su cuerpo desnudo. Estaba duro, sólo para ella.
- Eres insaciable.
- Para ti, siempre tahlly.
Poniéndose una bata, se acercó a la mesa que había en la esquina y se sentó en su regazo. Él perezosamente le frotó la espalda con una mano mientras le daba de comer con la otra. Le encantaba que pudieran estar así, sin nada sexual entre ellos, sólo su amor. Aunque ya su cuerpo quería más de él... sí, nunca tendría suficiente de su hellren.
Sólo cuando ella estuvo completamente llena, comenzó a comer él y ella adoraba que él actuaba realmente como un macho vinculado cuando estaba con ella. Después de terminar, dejó la bandeja fuera de su habitación y se lavó los dientes junto con ella.
Era algo tan... doméstico. Le encantaba.
La llevó a la cama en brazos, ya que sus propias piernas aún estaban temblorosas. Maldito Ahgony y sus habilidades magistrales...
Acurrucándose a su lado, el la abrazó y esperó a que el sueño de alcanzarla.
Excepto que no sucedió.
- Estás pensando demasiado las cosas tahlly.  
- Lo sé.
- ¿Quieres hablar de ello?
- Yo sólo...
- Háblame. ¿Qué te pasa?
- ¿Seguro que no te importa que yo no pueda darte un crío?
- Oh mi tahlly...
Se volvió hacia ella y la besó suavemente mientras colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
- Te amo. A ti. No me importa nada más.
- Pero...
- Pero nada. Tú eres mi todo, te quiero. Te adoro. Te amo. Sólo a ti. Y lo dije en serio, podemos adoptar cuando estamos listos, si es que algún día lo estamos. Si eso es lo que tu quieres. Por ahora, sólo quiero disfrutar de ti, mi shellan. Finalmente todo parece estar funcionando para nosotros. Rhage aprueba lo nuestro, eres su hijita del alma, ahora más que nunca, e incluso tienes una pequeña hermana. Has encontrado a tu hermano, mis padres te aman, tus padres me aman, más o menos.
Él se río.
- ¿Pero lo mejor de todo? Tú. Eres. Mía.
Ella acarició la marca Hermandad.
- Soy tuya, soy toda tuya. Y tú eres mío.
- Joder, sí.
La besó profundamente, haciéndola gemir, haciendo que ella lo deseara dentro de ella de nuevo, a pesar de estaba un poco dolorida aun. Pero así eran las cosas siempre entre ellos. Ella lo deseaba desde antes que pudiera tenerlo, pertenecían el uno al otro, desde ahora hasta que llegara la hora de partir hacia el Fade. Y aún estarían juntos, porque su amor era así de fuerte. Y nada ni nadie, se metería entre ellos. Nunca más.
Hoy era el día de un nuevo comienzo. El comienzo de una nueva vida.
Como shellan, como hija, como hermana. Como ella misma.
Y tal vez, sólo tal vez, si la Virgen Escriba lo permitía, serían bendecidos como sus padres lo habían sido, y tendrían un crío y ella sería una mahmen. Su Ahgony sería un gran padre.
Escuchó como su respiración se hacía más profunda, y sonrió, dejando que el sueño que la llevara también.

Ah, sí, un día, Ahgony sería un papá genial. Y ella estaba deseando que llegara ese día para verlo.