Blay se levantó. Nueve
antis lo rodeaban sonrientes. El sonrío también. Este era el tipo de lucha que
andaba buscando. En alguna parte de su mente, la idea de pedir refuerzos,
apareció. Pero de nuevo la idea de soltar la rabia y furia que sentía dentro,
era demasiado tentadora.
-Acordaros chicos. Lo
necesitamos vivo.
Con ese recordatorio
del anti “jefe”, comenzó la lucha. En vez de sacar las armas, Blay tenía las dagas en
las manos, para poder defenderse de los primeros ataques. Pero pronto se dio
cuenta de que eran demasiados. Como pudo saco el móvil de su bolsillo, para
llamar a los demás, pero un anti le dio una patada, haciendo que el móvil
saliera volando. No podía concentrarse lo suficiente para desmaterializarse y
los ataques eran tan seguidos que no tuvo oportunidad de sacar su arma. En el
momento en el que sintió como se le clavaba una daga entre las costillas, supo
que estaba jodido.
No tenían respuesta
para la pregunta que Qhuinn había hecho. No sabían que aconsejarle. Y a Qhuinn
ya se le estaba nublando la mente. Y la vista. Había bebido demasiado. Y aun
así la maldita imagen de Blay no salía de su mente. Se acordaba de como sentían
sus labios en los suyos. De cómo su polla dura había rozado la de él mientras
se besaban. Joder. Con solo recordarlo se podía duro. Pero ya estaba
acostumbrado. Últimamente solo se ponía duro cuando pensaba en Blay, o lo veía.
Río sin humor. Eso quería decir que le esperaba un futuro célibe. Célibe y muy
aburrido.
- Anda vámonos Qhuinn,
tienes que descansar.
Pensó en negarse, pero
se lo pensó mejor. Iría a ver a Blay. Tenían que hablar.
La sangre salía a
borbotones de las múltiples heridas que
le habían hecho los antis, pero aun así, no dejaba de luchar. Solo quedaban dos
antis, pero le quedaban muy pocas fuerzas. Sabía que tenía que desmaterializarse
ya, pero estaba demasiado débil. Con mucho esfuerzo consiguió sacar una de las
armas, disparando a los dos antis de inmediato. Cayó de rodillas pero sabía que
no podía quedarse aquí. Si los antis habían pedido refuerzos... estaba jodido.
Como pudo, se levantó, sintiéndose muy débil. Tenía que esconderse, al menos
hasta que pudiera desmaterializarse. Comenzó a andar y pensó en Qhuinn.
Esperaba que este pudiera sentirlo, ya que había bebido su sangre. No tenía
fuerzas para buscar un teléfono. No tenía fuerzas para nada. Igual era mejor
que esto terminara aquí y ahora. Si sobrevivía y volvía, solo le esperaba más
dolor. Más sufrimiento ¡No! Blay se prometió a si mismo que si salía de esta,
cosa que parecía dudable, que se esforzaría por ser feliz. Qhuinn había dejado
claro que no quería formar parte de su vida. Pues bien, Blay haría todo lo
posible por encontrar a alguien que si lo quisiera hacer. Entró en un edificio
abandonado que le parecía lo suficientemente alejado de donde había tenido
lugar la lucha. Subió unas escaleras, buscando un lugar más escondido, y sin
darle tiempo a más, se desplomó, inconsciente.
Vishous y Butch le
ayudaron a entrar en la mansión ya que el apenas se mantenía en pie solo.
- Venga chico. Vamos a
tu habitación.
- No. Blay.
- Qhuinn...
- Blay...
tengo...hablar.
- Tu mismo.
Le ayudaron a subir las
escaleras y cuando llegaron a la puerta de Blay, Qhuinn pidió que lo dejaran
solo. No necesitaba testigos para esta humillación. Con los nudillos, llamo
suavemente a la puerta. Blay debía estar dormido y no quería despertarlo
bruscamente.
- ¡Blay!
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