domingo, 4 de mayo de 2014

Trusting Lover - Capítulo 37

El cuello de Zsadist crujió al girarse rápidamente hacia ella. Su mirada era de asco.
- Vas a ir sin Rhage.
No era una pregunta.
- Solo para un chequeo.
- Rhage es el padre. Deberías respetar eso. Como tu hellren, es el quien debería acompañarte.
- Ahora mismo no quiero ir con él.
Zsadist pasó la mirada por su cuerpo, el desprecio evidente en su cara. Luego miró al cielo que se iba haciendo más claro por momentos.
- Si Rhage da su permiso, y el rey cree que es seguro, traeremos a Havers aquí.
- No puede ser aquí. Aquí no hay maquinaria para hacer ecografías ni otras pruebas que posiblemente tengan que hacerme.
Para ver si mi hijo esta maldito como su padre.
Eso no lo dijo en voz alta.
- Hablaré con Rhage.
Se dio la vuelta para entrar a la mansión y se detuvo en la puerta para mirarla.
- Igual Muhrder tuvo razón al no traerte junto a la hermandad
Con esas palabras la dejó sola.
La puerta volvió a abrirse y apareció su gemelo, Phury.
- Lohrena entra por favor. Aún tenemos que verificar si el perímetro es seguro y está a punto de amanecer. Además…
Se quedó callado hasta que ella entró por fin.
- Él te necesita. Sé que no entiendes lo que has visto, pero él te lo puede explicar. Dale esa oportunidad al menos. Os necesita Lohrena. No lo dejes tirado.

*-*-*

Rhage despertó unas horas después, bañado en sudor y con ganas de vomitar. El olor a plástico quemado le picaba en la nariz y supo que era el miedo que sentía Lohrena. Se sentía desorientado, pero tenía que protegerla… Había un anti, que quería llevarla a Muhrder. No podía dejar que eso pasara. Sintió como el cuerpo entero le temblaba, pero no lograba levantarse.
- Shhh ya está.  Estoy aquí, estoy bien.
- Él bebe, mi bebe…
Alguien cogió su mano y la posó sobre el abultado vientre donde crecía su hijo. Mucho más tranquilo, se volvió a dormir, dejando que su cuerpo siguiera recuperándose.

*-*-*

Lohrena miró a Rhage de lejos sin saber bien que pensar. Le dolía verlo así, debilitado, pero le daba mucho miedo ese otro lado que había visto fuera de la mansión. Rhage gimoteó de nuevo, desesperado por ella, por saber que ella y el peque estaban bien. Se levantó de la silla donde estaba y de nuevo se acercó a él, dejando que pusiera su mano sobre la barriga. Estaba tan confusa que su cuerpo temblaba con fuerza. Si su hijo tenía que pasar por todo esto… convertirse en una bestia, para luego tener que pasar por el largo proceso de recuperación, no sabía que haría.
Y si se quedaba con Rhage, quien le podía asegurar que no llegaría el día en el que él se transformara delante de ella, sin querer, o cuando estuviera enfadado…
Tenía tantas dudas. Tantas preguntas.
Pasaron las horas y ya le dolía la cabeza de tanto pensar. Necesitaba ver a su ginecóloga, ya.
La mano de Rhage agarró su muñeca, sorprendiéndola.

- No me tengas miedo. Por favor, tahlly.

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