Lover Sacrificed - Epilogo

2 años más tarde...

Nalla río mientras escapaba de él, haciendo que la tuviera que perseguir. Aunque ella realmente no lo desafiaba... oh no, a su shellan le encantaba ser atrapada.

Corrieron hasta llegar a su habitación y cerró la puerta con fuerza cuando finalmente estuvieron en el interior. Quitándose la camisa en un movimiento rápido, bajó la mirada hacia la pequeña cuna en la habitación.

- ¿Dónde está Rhemeny?

Habían llamado a su hija la palabra "esperanza" en el Lenguaje Antiguo, ya que de no haber sido por toda la esperanza que habían tenido en el pasado, nunca habrían sobrevivido los años que habían tenido que pasar separados.

La esperanza era lo que les había ayudado a aguantar y soportar todos los sacrificios que habían tenido que hacer.

Esperanza de que las cosas saldrían bien.

Esperanza de que algún día, estarían juntos.

Esperanza de que su hija llegara a este mundo sana y salva.  Y así había sido. Una pequeña cosita sana y hermosa. Con el pelo negro de su padre y los ojos amarillos de su mahmen.

- Rhemy está con Wrath. O Zsadist. O Rehv. Estaban discutiendo sobre a quién le tocaba jugar con ella. Así que la dejé con ellos, mimada como una autentica princesita, y decidí ir en busca de mi hellren.

Darius agarró sus caderas y empujó su erección contra su vientre, haciéndola gemir.

- Hmmm y para que me buscabas, me pregunto…

Ella dio un paso atrás mientras dejaba caer su vestido.

- Tengo una sorpresa para ti.

Darius gimió cuando vio que no llevaba ropa interior. Y que sus piercings estaban donde debían. Oh mierda.

- Hmmm, ¿y cuando te los has vuelto a poner?

- Esta misma mañana. ¿Te gustan?

- Oh sí nena, me gustan. Joder, me encantan. Ahora vete a la cama, para que pueda demostrarte cuánto.

Ella obedeció rápidamente mientras el término de desvestirse, quitándose los shitkickers y los pantalones de cuero. Su polla dura se movió hacia arriba y abajo cuando se liberó de los pantalones y ella se humedeció los labios en anticipación.

Se lamió los labios al verla a ella, con cuidado de no cortarse con los colmillos ahora extendidos.

Había tantas cosas que quería hacerle... Pero antes que nada, tenía que saborearla. En cuanto se inclinó sobre la cama, ella abrió las piernas, sin ninguna timidez acerca de lo que quería.

Joder si…

Estaba mojada para él, sus labios húmedos. Siempre preparada para él.

Se acomodó entre sus muslos y se dirigió directamente a su clítoris, sabiendo que estaría más que sensible al tener el piercing de vuelta. Movió su lengua con experiencia, haciendo que jadeara y levantara sus caderas.

- Ah dios… ¡nallum sí!

La penetró con dos dedos y chupó con fuerza, sabiendo que eso la haría gritar y llegar al clímax.

Sólo cuando ella había gritado tres veces más se incorporó por su cuerpo, besando por donde iba. Se detuvo en sus pezones sensibles, lamiendo y haciéndola gemir, pero se dio cuenta de que ella estaba impaciente por algo más.

- Mi amor tiene hambre.

Ella asintió mordiéndose el labio, casi haciéndose una herida.

Esto era lo que más amaba. Hacerle el amor mientras se alimentaba de su vena.

Su polla se deslizó dentro de ella con facilidad dado lo resbaladiza que estaba. Él gimió ante lo bien que sentía.

Tan pronto como sus colmillos penetraron la piel de su cuello y empezó a chupar, Darius se corrió con fuerza.

Bombeo en su interior, vaciándose mientras ella bebía hasta saciarse.

Demasiado pronto ella selló las heridas para cerrarlas y le acarició el cuello con la nariz.

- Gracias por su vena, hellren mío. Y ya sabes... por todos esos orgasmos.

Él se río feliz.

- El placer es todo mío.

* - * - *

Salieron de la ducha un rato más tarde y Nalla le toco los labios a Darius.

- ¿Todavía tienes hambre?

- ¿De ti? Siempre.

Un sonido infantil familiar se escuchó justo antes de que alguien llamara a la puerta.

- Yo D, dejar de acosar a mi hija y ven a por la tuya. Ella quiere a su dada.

Terminaron rápidamente de vestirse y en cuanto Darius abrió la puerta, Rhemeny se lanzó a sus brazos.

Ella no tenía ni siquiera un año de edad, pero ya tenía a todo el mundo loco por ella. Y su padre, el que más.

- Dadadadadada.

Era lo único que decía, pero el orgullo de Darius no conocía límites cuando lo oía.

- Nalla, ve a ver a Mariah cuando puedas, ¿vale? Ella te necesita.

- Lo haré papá, gracias.

Darius le besó la frente a su hija con ternura, ya que esta se había quedado dormida justo sobre su pecho, como era habitual después de jugar con los orgullosos abuelos y el tito Rehv.

Él la puso en su cuna con cuidado.

- Esta noche salgo a luchar.

- Lo sé. Estás con papá y John, ¿no?

- Y Ahgony.

- Sí, por supuesto. Debe ser por eso que Mariah me necesita. Voy a ir a verla ahora, pero estaré de vuelta antes de que te vayas, ¿ok?

- No te preocupes, tómate tu tiempo. Si no has vuelto cuando me tenga que ir, la dejare con Bella o con mi madre.

- De acuerdo, nallum. Ten cuidado. Te quiero.

Ella le dio un beso rápido y fue a salir, pero él no se lo permitió.

- Darius?

- Gracias.

- ¿Por qué?

- Por esperarme, incluso cuando pensabas que me habías perdido.

- Oh mi nallum...

- Una vez leí algo... No sé por qué pero se quedó conmigo, ¿sabes?

Cerró los ojos mientras hablo.

- El sol amaba tanto a la luna; que moría cada noche para dejarla respirar.

Él la miró sus ojos brillantes con todo el amor que sentía por ella.

- Pero supongo que eso forma parte de amar a alguien ¿no? Tienes que renunciar a ciertas cosas. A veces incluso hay que renunciar a ellos mismos. Y eso es lo que hicimos. Porque teníamos que hacerlo. Y no puedes creer lo feliz que estoy de no haber tomado el camino más fácil, como quise hacer. Porque ahora, te tengo a ti. Y tenemos a nuestra niña. Y ustedes dos merecéis cada sacrificio que he tenido que hacer y que tenga que hacer en el futuro. Te quiero tanto Nalla, mi amor. Mi reina.

- Tanto como yo te amo a ti Darius. Mi amor. Mi rey.